Subastas en Nueva York
Pasada la Bienal de Venecia, esta ha sido la semana de subastas de Nueva York, uno de los momentos clave de la temporada, que nos permite ver cómo evoluciona el mercado del arte. Coincide en Europa con ARCOlisboa y Photo London. Veremos si las ventas van como en Frieze y Tefaf Nova York, que fueron buenas, pero no excepcionales.
Ahora mismo, el mercado de arte moderno y contemporáneo está bajo los focos para ver si acelera o se queda como está: robusto pero por debajo del año pasado. Por lo visto, el impacto Trump no ha sido tal si bien el mundo artístico lo detesta.
Las propuestas que se presentaban en las subastas eran muchas y buenas. Mefiltraron de una de las grandes casas de subastas que las grandes obras estaban todas garantizadas. ¿Cómo, si no, en este momento podrían captar este nivel de piezas? Sedu- cen al vendedor garantizándole un importe mínimo, pero arriesgan muchoen caso de no venderlas por este importe. El global de lotes que salían a subasta estaba por encima de los mil millones de dólares. La cifra puede parecer astronómica, pero era la mitad del 2015. Si bien sigue siendo una cifra consistente.
La semana empezó muy bien con la adjudicación de una deliciosa cabeza recostada en bronce de Brancusi, La musa endormie, por encima de los 57 millones de dólares en Christie’s. Ysiguió con ventas importantes de grandes nombres de la historia del arte. La obra estrella fue una pintura de Jean-Michel Basquiat de 1982, Untitled, una colorida calavera que salía garantizada por Sotheby’s por unos 60 millones. En 1984 fue comprada por los Spiegel, una familia norteamericana del sector inmobiliario por 20.000 dólares. La noche del jueves vimos cómo se adjudicaba al teléfono después de una larga e intrigante disputa por la cifra récord de 110,5 millones (con comisiones). Horas más tarde, un millonario japonés, Yusuky Maezawa, anunciaba en Instagram que era él el comprador y que iba destinada a un futuro museo en la ciudad de Chiba.