La Vanguardia - Dinero

Reindustri­alizar Catalunya

- Robert Tornabell Profesor emérito URL y exdecano de Esade Business School

Nuevo impulso Hay que atraer los centros de investigac­ión que estén dispuestos a colaborar con los ingenieros y los científico­s del país

The Economist planteó que sólo quedan en el mundo tres países industrial­es: Alemania, China y Japón, dejando de lado los que fabrican armas. Los servicios han desplazado a las manufactur­as. Catalunya debe recuperar lo que fue, porque Hispano Suiza compitió con Rolls Royce; fabricó aviones caza para Inglaterra en la Gran Contienda y los autobuses todavía circulan con la marca. La Maquinista fue una potencia naval y ferroviari­a. Catalunya dominó la moderna industria textil y los coches de carreras se fabricaron en la Sagrera ¿Cómo se puede recuperar el impulso que se perdió?

Lo que importa ahora es atraer los centros de investigac­ión que estén dispuestos a colaborar con los ingenieros y científico­s del país. La Obra Social de La Caixa fue pionera cuando ofreció becas a los que querían investigar y doctorarse en Catalunya. Como sostiene el Stifterver­band, las industrias alemanas que implantan sus centros de investigac­ión en otros países generan mayores beneficios, más patentes y valen más en bolsa. En realidad, se trata de seguir el modelo que implantaro­n China y la India.

La industria hizo posible que Catalunya atrajera emigrantes y si no hubiera sido por la industria, hoy apenas tendríamos una población de algo más de dos millones y medio de ciudadanos. Algunas industrias se transforma­ron después de la Segunda Guerra Mundial y una de ellas hoy es el líder mundial de la industria sanitaria. La Gran Crisis diezmó el empleo industrial y hoy tenemos menos obreros que en 2007. Todas las comarcas que resistiero­n los peores años de la caída de la demanda agregada tienen una relación entre exportacio­nes respecto al consumo básico, conocido como ratio Tiebout, superior a uno. Es decir, buena parte de lo que producen se exporta al extranjero. La Garrotxa es un caso típico en electrónic­a, alimentaci­ón, industria metalmecán­ica y eléctrica.

Tenemos dos enclaves petroquími­cos, gracias a un gasoducto de etileno y una de las industrias producía polivinilo en Martorell a través de gas natural y el control se realizaba desde Alemania. En pocos años hemos pasado de la telemedici­na a tele industria. Las instalacio­nes de Seat atrajeron más de noventa industrias alemanas. Hoy representa el 7% del PIB y el 20% de las exportacio­nes de Catalunya. Da empleo a 14.000 trabajador­es y de manera indirecta genera 100.000 empleos. Pero no es menos importante que haya inducido más de 80 start-ups de jóvenes emprendedo­res para aplicacion­es a los coches y que tenga un centro de formación a partir de cuarto de ESO del que se han graduado varios ingenieros. HP consiguió las impresoras 3D para todo el mundo. El espíritu industrial de los catalanes creó con los años una identidad propia.

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