El consumo sostiene la economía
La fortaleza del consumo se debilitó en el primer trimestre del 2017, y esto ha afectado al crecimiento
Uno de los misterios mejor guardados de la economía del Reino Unido en los últimos trimestres ha sido el aparentemente escaso impacto que tuvo el Brexit sobre las grandes cifras macroeconómicas. Los economistas y la City de Londres habían vaticinado durante las semanas previas a la celebración de la consulta, el 23 de junio del 2016, los peores males para la economía si el leave ganaba. Y algunos de ellos, especialmente los economistas del Banco de Inglaterra, tuvieron que hacer autocrítica y admitir que se había utilizado un tono catastrófico que no se adecuaba a la realidad.
Gran parte de la fortaleza británica se sustentaba, y se sustenta, en la buena salud del consumo. En efecto, el gasto por este concepto se había mantenido fuerte en los últimos trimestres. Sin embargo, al final, tanto las consecuencias de la fuerte depreciación de la libra esterlina, como la incertidumbre sobre qué ocurrirá en un Londres con una City financiera en proceso de reinvención, han acabado por mostrar sus primeros efectos.
El jueves, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) reflejaba un primer debilitamiento del consumo en el primer trimestre del 2017. De hecho, ese indicador creció (un 0,3%), pero lo hizo a un ritmo notablemente inferior al registrado en trimestres anteriores (en realidad, el ritmo más bajo desde el último trimestre del 2014). Como consecuencia de ello, el crecimiento se ha resentido. La economía británica ha crecido en el primer trimestre un 0,2% en relación con el trimestre anterior. Se trata de un dato que se puede calificar de mediocre después de la subida del 0,7% en el producto interior bruto (PIB) que había registrado en el último trimestre del 2016.
La economía británica cerró el año 2016 con un crecimiento del PIB del 1,8%, una cifra que le situaba como una de las grandes economías que crecían a mayor velocidad. Los analistas habían previsto una ralentización de ese crecimiento (del 0,3%), pero al final fue de una décima menos. La clave de esta desaceleración debe buscarse, según la ONS, en el debilitamiento del consumo: la elevada inflación ha empezado a hacer mella en la capacidad compradora de los hogares británicos. Y ese comportamiento más cauteloso de los británicos se ha dejado notar tanto en las industrias más orientadas al consumo como en los gastos relacionados con el alojamiento. Y en general, a todo el sector de servicios.
La actual situación era hasta cierto punto previsible: la caída de la libra esterlina ha obligado en los últimos meses a todo el sector comercial a reajustar los precios de los productos que ofrecen (o, como es bien conocido, a modificar a la baja su formato: menos producto por el mismo precio). Los analistas consideran que esta va a ser la tónica en lo que queda de 2017. La economía seguirá debilitándose, pero no a unos niveles dra- máticos que puedan llevar a mayores cambios.
Porque hay que destacar que la difusión de estos datos se produce a sólo dos semanas de que los británicos acudan a las urnas en unas elecciones anticipadas convocadas por la primera ministra, Theresa May. Y que los primeros sondeos muestran una sensible reducción de la ventaja de la opción conservadora frente a los laboristas. La difusión de estos sondeos causó una importante caída de la cotización de la libra esterlina el viernes (a mínimos de dos semanas) y, al mismo tiempo, propulsó la Bolsa de Londres a un nuevo récord, por encima de los 7.500 puntos en el indicador FTSE.
Las elecciones están previstas para el próximo 8 de junio y se producen en pleno proceso de negociación de las condiciones de salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Esta semana también se difundieron los datos sobre migración en el Reino Unido, uno de los factores que está detrás del voto del Brexit. Según la ONS, Gran Bretaña registró un saldo neto positivo de 248.000 inmigrantes en 2016. Esto son 84.000 inmigrantes menos que los registrados en 2015. Theresa May se ha fijado como objetivo reducir ese saldo neto a 100.000 personas, si bien es cierto que no ha puesto fecha alguna a a ese objetivo. El descenso del saldo neto positivo es resultado tanto de un mayor número de personas que abandonan el Reino Unido como de un descenso de las llegadas de personas a aquel país.
El saldo neto de inmigrantes descendió hasta las 284.000 personas en 2016 Los sondeos dibujan una pérdida de apoyo a la candidatura de May en las próximas elecciones