El modelo ‘cloud’ se enreda con la herencia
Comparex cree en la evolución de las infraestructuras para la continuidad de los sistemas de información
Ocurre en los incontables congresos, conferencias y seminarios dedicados a ensalzar las virtudes de la “transformación digital”. Una parte de la audiencia –responsables de los sistemas de información en sus empresas– se aburre (es decir: miran el móvil) ante la reiteración de frases del tipo “aquellas empresas que no se digitalicen están condenadas a extinguirse” [ejemplo real de la semana pasada en Madrid]. Suelen preguntar al ponente, en este caso la ponente, qué recomienda hacer con el legacy (herencia, legado), el software e infraestructuras existentes, que realmente hacen funcionar las empresas mientras preparan el futuro que se les anuncia.
De este asunto saben algo en Comparex, veterana compañía alemana que ha vivido su propia transformación –más de una, más de dos– desde su condición de proveedora de infraestructuras de TI. En su forma actual, Comparex tiene dos líneas de negocio: una ligada a la evolución de los centros de datos de sus clientes, y otra de venta de licencias de software de Microsoft. El año pasado, facturó unos 2.000 millones de euros, una cifra más que respetable en su sector.
Joaquín Potel es actualmente el director general de la filial española de Comparex. En este punto de su trayectoria. Potel observa que “es obvio que la era de la nube trastorna muchos modelos de negocio, entre ellos el nuestro. Cuando vendes cloud no vendes licencias sino aplicaciones, o en su caso infraestructuras, prestadas como servicios”.
En este contexto –dice– es preciso acompasar los movimientos, hacerse a la idea de un estadio híbrido prolongado: “En esto de la nube, el arte está en saber moverse entre las dos olas de innovación [...] el riesgo que corren es quedares en el valle, prisioneras de su legacy o, no sé qué es peor, indecisas ante la ola que se eleva ahí delante”.
El cliente típico de Comparex siempre ha sido una empresa de alto rango. En España, sus clientes incluyen toda la banca sin excepción, Repsol, Telefónica o Vodafone, entre otros. “Ahora, gracias a Microsoft, estamos bajando el listón; las empresas medianas tienen necesidades peculiares y hay que abordarlas de otra manera, por eso hemos creado fuerzas de ventas separadas”.
¿De qué discute un proveedor como Comparex con un cliente que tiene un legacy fuerte pero sabe de la necesidad de transformarse? Responde Potel: “Francamente, el discurso sobre la transformación no les conmueve demasiado, discuten de cosas tangibles, como la gestión de sus activos de software, donde pueden obtener un ahorro potencial; todos los CIO [directores de sistemas] que conozco tienen la misma queja: una factura de software es un auténtico crucigrama”.
Apunta el cronista que a esa tendencia respondería la “proposición de valor” de la computación en la nube. Según Potel, es un cálculo del riesgo tecnológico. “Antes, no hace mucho, mis clientes trabajaban con unas infraestructuras conocidas, según un modelo predecible a tres años [...] mientras que ahora se les invita a subirse a la nube”. ¿Hay reticencias? “Sí, las hay, pero no por mentalidades individuales, sino porque pocas veces puedes llevarte allá arriba el software que tienes en casa y del que no puedes, no sabes o no quieres prescindir”. Nuevamente, el legacy en la conversación con Dinero. Viene a decir Potel que las empresas “acabarán jugando en varios tableros, entornos multiproveedor de software y en múltiples nubes... no soy capaz de adivinar quién se llevará la parte del león”.
Por esta razón, “la mayoría de los CIO que conozco miran con lupa los problemas que intrínsecamente tiene el cloud, necesitan un mapa de los riesgos que corren y las ventajas que obtendrían. Empiezan por mirar lo que tienen dentro, porque algunas cosas se pueden mover con ventaja y otras conviene retenerlas”. Las infraestructuras tradicionales son poco eficientes, les falta flexibilidad; la atracción del modelo cloud está en contratar exactamente lo que se usa.
“Creo que en parte el éxito del modelo cloud –sigue Potel– radi- ca en que es imbatible en las cargas nuevas, las cargas frías, las remotas, las de sitios donde no compensa tener una línea punto a punto [...] Pero a esto yo no lo llamo transformación, sino evolución... apoyándose en la cobertura que da la nube”.
Corolario. “Lo mejor que aporta el modelo cloud es la flexibilidad; si hoy decido hacer algo, puedo empezar mañana, cosa imposible en el modelo clásico [...] pero cloud es el reino del prueba y error: sólo una vez que se haya consolidado una carga en la nube se sabe fehacientemente si está bien allá arriba o quizá convenga volver a internalizarla, una vez depurada”.
Las infraestructuras tradicionales son poco eficientes; la nube permite exactamente contratar lo que se usa