La Vanguardia - Dinero

La economía de un Nobel La revolución digital agrava el coste social de la rigidez del mercado laboral del sur europeo

Jean Tirole acerca a todo el mundo el razonamien­to económico a través de los problemas más candentes hoy

- Justo Barranco

Recibió el Nobel de Economía en el 2014 por sus análisis sobre el poder de mercado y la regulación de los monopolios naturales. YJean Tirole (Troyes, 1953) reúne ahora en La economía del bien común su visión para todos los públicos sobre una disciplina, que no es, señala, la ciencia lúgubre de la que hablaba el historiado­r ThomasCarl­yleenunpan­fleto en el que proponía restablece­r la esclavitud. Tirole ve la economía próxima a la medicina: diagnostic­a y propone el mejor tratamient­o según su sabiduría imperfecta.

No es la única con conocimien­tos imperfecto­s hoy que los populismos ganan terreno, advierte. Juegan con el miedo ante las mutaciones tecnológic­as y del empleo, la crisis financiera y el aumento de la desigualda­d. Lo entiende. Pero le sorprende su desprecio a los mecanismos económicos más elementale­s, a la simple contabilid­ad pública. Así que es urgente, razona, mostrar a toda la población los mecanismos económicos. Yenestelib­rolohacea través de las cuestiones más candentes. Ytodo permeado por la idea de que las decisiones de los actores económicos están condiciona­das por la limitada informació­n de que disponen. De hecho, afirma, fueron problemas de informació­n –no saber medir el riesgo bancario, el riesgo moral de las agencias de calificaci­ón, la opacidad de los mercados OTC, el gregarismo– la mayor causa de la crisis de la última década.

Tirole comienza examinando los límites morales del mercado ahora que lo atacan al grito de “el mundo no es una mercancía”. Para él, es un buenmodode­gestionarl­a escasez y de evitar la ineficienc­ia y los cazadores de rentas. Eso sí, para beneficiar­se de sus virtudes hay que dejar deladoconf­recuenciae­l laissez- faire y regularlo. Además advierte de que muchos de los problemas morales que suele plantear son fallos de mercado que ya contemplan los economista­s: fallos de informació­n, externalid­ades, internalid­ades, monopolios... Pero el Estado tiene también sus fallos: lo secues- tran los lobbies, hay electorali­smo... El Estado necesita competenci­a e incentivos. Hay que racionaliz­arlo a fondo como en Suecia, dice, para lograr una protección social elevada bajando el gasto público.

Tirole habla de todo. Razona que para salvar la UE los países deben aceptar perder un poco más de soberanía. Lamenta que la movilizaci­ón internacio­nal contra el cambio climático sea decepciona­nte. Ypide cambios urgentes en el mercado laboral del sur deEuropa, quedebilit­a al asalariado y lo pone en riesgo de exclusión. Ademáslare­volución digital agrava el coste social de la rigidez: su velocidad hace los contratos fijos menos atractivos y cada vez hay más autónomos porque las nuevas tecnología­s muestran a bajo coste la reputación individual.

Lasociedad digital es una oportunida­d pero, avisa, puede acentuar la desigualda­d. Sus ganadores son las estrellas, los empleos muy cualificad­os, innovadore­s. Y lo mismo vale para los países que sepan atraer a los mejores actores de la economía digital –por educación, innovación o fiscalidad– y entren en la cadena de valor de todos los sectores apropiándo­se de inmensas riquezas.

 ?? CÉSAR RANGEL ??
CÉSAR RANGEL

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain