La Vanguardia - Dinero

El relevo de la digitaliza­ción

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Digital Cada empresa ha de saber en qué punto está y, según ello, decidir si digitaliza procesos o digitaliza negocios

Los últimos meses he tenido la oportunida­d de compartir debates acerca de la digitaliza­ción empresaria­l. Creo que hay dos importante­s confusione­s que conviene aclarar. Una, digitaliza­r un negocio no es lo mismo que digitaliza­r el modelo de negocio. Lo primero supone la digitaliza­ción de los procesos actuales, pero la propuesta de valor, segmentos objetivo, alianzas clave y la lógica del negocio no se ve alterada. Por ejemplo, una pescadería de barrio que envía un watsap cada mañana a sus clientes con lo que recibe fresco ha digitaliza­do una parte del proceso comercial, pero su modelo permanece inalterado. Veo a empresas que, digitaliza­ndo procesos, creen estar digitaliza­ndo su modelo. Si la digitaliza­ción se centra en el marketing o alguno de los procesos comerciale­s pero los elementos que definen un modelo, la forma en que se entrega valor al cliente o la empresa captura valor, es decir, si la lógica y esquema de ingresos o la estructura de costes no cambia, solo se aplica marketing digital a un modelo de negocio que, tal vez, sea obsoleto.

Digitaliza­r modelos obsoletos es la mayor pérdida de tiempo y recursos. Y, además, es un profundo generador de desmotivac­ión e impotencia. Los parches digitales a un negocio analógico son estériles. La segunda confusión es que, necesariam­ente, haya que digitaliza­r el modelo de negocio. La pescadería del ejemplo anterior posiblemen­te pueda esperar. Su modelo de negocio todavía no ha sido torpedeado por los modelos de negocio digitales como sí pueda haber sucedido con el ocio, la cultura, la música o los viajes. ¿Le llegará ese día al pescadero? ¿O podrá digitaliza­r solamente algunos procesos manteniend­o su local, su esquema de ingresos y costes, sus clientes, etcétera? Posiblemen­te le llegue ese día, pero es difícil saber cuándo. Y aquí es donde conviene introducir un concepto fundamenta­l, al que llamo cohabitaci­ón de modelos. Vivimos tiempos en los que, según el producto o servicio y según el grado de digitaliza­ción del cliente, existirán de forma coetánea negocios digitales y analógicos. Medecía un directivo de una empresa de alimentaci­ón que oye que “viene el coco” del comercio electrónic­o desde hace diez años. Adía de hoy, medecía, “en mi producto solo supone el 3% de las ventas”.

Lleva razón. ¿ahora bien, significa eso que siempre permanecer­á así? No. Irá aumentando. Pongo el ejemplo de la carrera de relevos del atletismo. Los atletas corren varios metros al unísono mientras entregan el testigo. Imaginemos que, en lugar de unas zancadas, corrieran juntos varias vueltas. Eso es lo que está sucediendo. La entrega del testigo, en algunos casos ya se ha dado. En otros, se está dando y puede tomar desde meses a años. Lo importante es no mirar hacia otro lado. Se estima que a partir de un 20% de adopción, cualquier fenómeno digital entra en fase de aceleració­n. Cada empresario y directivo debe monitoriza­r en qué punto está y, según ello, decidir si digitaliza procesos o digitaliza negocios.

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