Semana positiva, con matices
Esta semana tuvo un buen inicio para las bolsas, especialmente para las estadounidenses, que encadenaban su mejor racha desde febrero y afrontaban de nuevo máximos históricos. La confianza en la marcha de la economía norteamericana parece recuperarse tras algu- nos momentos de duda. En todo caso, los últimos datos parecen mostrar fortaleza en el consumo personal, no tanto en la adquisición de los bienes de equipo. En Europa, tras su mejor comportamiento relativo en los últimos meses, las subidas en las bolsas han sido mucho más discretas.
Sin embargo, una cierta decepción pareció emerger tras la reunión de la OPEP, que prolongó durante nueve meses adicionales los recortes de producción pero no adoptó nuevas medidas. Esto generó importantes caídas en el precio del crudo, algo que en estos días no gusta a los mercados. Además, recientes encuestas en el Reino Unido parecen apuntar que la ventaja de los conservadores de Theresa May está menguando frente a una recuperación de los laboristas de Jeremy Corbyn, lo que a su vez ha generado un nuevo movimiento bajista de la libra esterlina. En el caso concreto de los mercados españoles, la incierta situación política en Brasil tampoco jugó a favor de las valoraciones de las compañías muy expuestas a ese mercado.
De fondo, el mercado sigue cuestionando el escenario de vuelta a niveles mayores de inflación y por ende de crecimiento de tipos de interés que parecía dibujarse tras la victoria electoral de Donald Trump en noviembre. Por una parte, aunque la economía mejora, parece todavía muy prematuro apostar abiertamente por ese escenario, y por otro, la presidencia de Trump ha comenzado de un modo un tanto errático, lo que no añade visibilidad al escenario.
En este entorno, los niveles de tipo de interés en los mercados de renta fija han vuelto a retroceder hasta niveles del 2,25% en el caso del bono a diez años estadounidense. Si tenemos en cuenta que los niveles máximos del año se sitúan en el 2,6% parece claro que el movimiento bajista es de una magnitud importante. Y eso a pesar de que es muy probable que la Fed se decante por volver a subir los tipos oficiales a mediados de junio.
Ello unido a la marcha de la economía europea, mejor de lo previsto, han devuelto al dólar hasta niveles de 1,12 frente al euro, lejos de sus máximos recientes. Este reequilibrio, unido al comportamiento relativamente peor de los activos estadounidenses frente a los europeos en las últimas semanas, vuelve a añadir atractivo a los primeros.
En este contexto, nuestro posicionamiento sigue siendo de cauto optimismo para los activos de riesgo; si el escenario de recuperación de la actividad y los precios se reactiva, pensamos que las bolsas seguirán ofreciendo la mejor relación rentabilidad riesgo, aunque las valoraciones actuales tampoco recomienden estar en máximos niveles de inversión. En renta fija, nuestra apuesta sigue centrada en bonos corporativos de mediana calidad crediticia y a cortos plazos, o con cupones flotantes. El dólar ha ganado algo de atractivo pero lo volátil de los mercados de divisas desaconsejan su inversión per se (si bien algunas partes de la cartera puedan estar vinculadas a su evolución). En definitiva, optimismo pero con los pies en la tierra.