Cien años de historias
Automobile Barcelona, el evento que ha heredado la esencia del Salón Internacional del Automóvil dotándolo de interesantes contenidos añadidos relacionados con el universo de la conectividad y la conducción autónoma, ha sacado matrícula de honor en su primera edición, clausurada el pasado domingo. La objetividad de las cifras es una prueba irrefutable del éxito cosechado por la cita, que consiguió sumar 755.000 visitantes, además de ser el escenario en el que se firmaron unas 80.000 operaciones de matriculación. Que los coches mantengan vivo el interés de la población es una buena noticia, especialmente si se tiene en cuenta que casi el 12% del PIB español depende de este sector industrial.
La tradicional fiesta del motor que invade el recinto ferial de Montjuïc tuvo este año ilustres representantes automovilísticos, que abarcaron tanto el pasado como el presente y el futuro del sector. Un Seat 600 impecablemente restaurado se encargó de recordar a los aficionados que hace seis décadas fue el responsable de poner a España sobre ruedas. El Alfa Romeo Stelvio, la última incorporación a la moda SUV que predomina en el mercado actual, sorprendió a cualquiera que lo probara por su embriagadora deportividad. Por su parte, el vanguardista Nissan Bladeglider, un prototipo digno del cine de ciencia ficción, ejerció como impactante guiño respecto a un ilusionante porvenir.
Yaunque los éxitos del ayer no son suficiente garantía para asegurar por sí mismos los logros del mañana, los augurios de cara a la próxima cita bienal del motor en Barcelona no pueden ser más optimistas.