La Vanguardia - Dinero

El coche de casa: el Seat 600 tuvo un grande éxito

El Seat 600, nacido durante el franquismo, tuvo un éxito enorme

- Eduard Pujol Fotos: Seat / Miquel Liso

Dentro de diez días el Seat 600 soplará 60 velas. Si el coche es la libertad, el 600es el primer amor, el gran angular de toda una generación, una máquina de cambio muy potente, escondida en un rostro frágil e inocente. El 600 las ha vivido de todos los colores. Nacido en el franquismo más gris, lo jubilaron a las puertas dela transición. Apartir de aquí el primer Seat icónico ha conseguido un triple mor- tal sin red. Pasar de ser prácticame­nte un cacharro viejo objeto de culto. El 600 ha transitado por la cornisa del olvido y ha resistido. Yeneste país, resistir es vencer. Si hoy Seat es la marca de Barcelona, el 600 también nació aquí. Más en concreto, en la Zona Franca, a un par de kilómetros del estadio del FC Barcelona, que este mes de septiembre –el día dela Mercè– también celebrará el 60.º aniversari­o de su inauguraci­ón. El 600 y el campo

El martes 27 de junio es la fecha de la matriculac­ión del primer Seat 600 que salió de la Zona Franca Los trabajador­es exhibieron una pancarta que decía: “Naciste príncipe, mueres rey”

del Barça nacieron con tres meses y tres días de diferencia. Son coetáneos y, en ámbitos tan diferentes como el automóvil y la arquitectu­ra, expresan las virtudes que avalan su inmortalid­ad: un diseño reconocibl­e, armado desde el sentido común. Este haber nacido para responder a algún interrogan­te, y haberlo respondido nítidament­e, los ha convertido –cada uno a su manera– en dos grandes generadore­s de emociones. Unas, a golpe de volante y muchos kilómetros, y las otras, a fuerza de goles, de alegrías de última hora y unas cuantas decepcione­s. Son historias que durante seis décadas han vivido en unos espacios opuestos. El 600 era pequeño, muy pequeño –aunque la crítica de la época lo calificaba de “espacioso”–. Y el Camp Nou sigue siendo grande, muy grande. Tanto, que durante su construcci­ón la publicidad lo definía como “colosal estadio”. Un coche de 390 euros El primer 600 costaba 65.000 pesetas, que al cambio son 390 euros. Tenía unas dimensione­s discretísi­mas. Una longitud de 3.295 mm y 1.380 mm de ancho. Nada que ver con el campo del Barça, que inicialmen­te fue pensado para más de 100.000 personas, con un terreno de juego que, aún hoy, se ve inmenso. Con 105 metros de largo por 68 de ancho, el rectángulo de juego del Camp Nou tiene una superficie de más de 7.000 m², donde se podrían aparcar 1.573 unidades del Seat 600. Si el Camp Nou es obra del arquitecto Francesc Mitjans –junto con Josep Soteras y Lorenzo GarcíaBarb­ón–, el 600 es cosa del ingeniero italiano Dante Giacosa.

Giacosa puso Italia sobre ruedas. Este proyectist­a y diseñador de la casa Fiat no sólo fue el padre del 600, sino que también firmó el 500 –que nunca fue fabricado por Seat– y los 124 y 127 posteriore­s, que sí fueron producidos en la Zona Franca. El éxito del 600 superó al propio Giacosa, que siempre explicó que sólo pretendía solucionar el problema de la movilidad en Italia, y que se encontró que era un reto común a otros países, particular­mente en España. De Seat 600 se fabricaron 783.745 unidades. La primera, el 27 de junio del 57, y la última, el 3 de agosto del 73. Alfredo Amestoy, una especie de Jordi Évole de la transición, dejó dicho: “Él, que consumía tan poco, ha muerto cuando quizás más falta hacía. Ahora que se habla de racionar el combustibl­e, hubiera podido resolver muchos problemas”. Aquel verano la salud del general Franco comenzaba a ser delicada a los ojos de todoel mundoyla crisis del petróleo ponía freno a los felices años –por aspiracion­ales– del desarrolli­smo y sus neveras, pisos, televisore­s y coches vendidos en cómodos plazos. Mientras que en España las ventas del 600 empezaban a flaquear, las últimas exportacio­nes de este modelo se hicieron en países del norte de Europa, como Finlandia o Dinamarca, unos mercados que hoy son líderes en el automóvil limpio y sostenible.

De hecho, nunca quedaron claras las razones de la muerte del Seat 600. Se decía que la llegada de las nuevas exigencias en seguridad lo hacían inviable, pero en Argentina –con el paraguas de Fiat– se fabricó hasta 1982 y en Yugoslavia, con el nombre de Zastava, hasta 1985. En aquellos meses también se publicó otra teoría, la que aseguraba que el utillaje de la prensa con la que se hacía la carrocería se había estropeado de tantos Seat 600 que se habían fabricado. Sea como sea, en agosto del 73 salió de la Zona Franca la última unidad –un 600 L Especial de color blanco–, en un momento en que ya había comenzado la comerciali­zación del 127, con motor frontal y tracción delantera. Si la llegada al mundo del 600 se hizo en medio de toda la pompa ministeria­l (llena de hombres con traje oscuro, camisa blanca y corbata delgada con nudo pequeño), la despedida del Seat 600fuemásd­iscreta. Lacámara del No-Do y de TVE captaron el momento. La emoción de los trabajador­es de la cadena de montaje y una frase que, en forma de pancarta, sirvió para despedirlo: “Naciste príncipe, mueres rey”. Y es que, efectivame­nte, el 600 democratiz­ó el automóvil y quién sabe si el país entero.

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Seat 600
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Diminuto Con 3,29 metros de longitud y sólo 1,28 de ancho era muy ágil de reacciones. El motor original tenía 633 cc y 21,5 CV de potencia
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Austero El cuadro de instrument­os, con el clásico velocímetr­o en el centro, es un reflejo de la simplicida­d de este entrañable automóvil
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