Vila Olímpica: 25 años y en plena forma
La Vila Olímpica celebra su 25º aniversario con una reactivación de su atractivo inmobiliario Salen muy pocas viviendas a la venta por el sentimiento de arraigo de los vecinos del barrio
Natàlia Bosch La Vila Olímpica de Barcelona está de aniversario. Ya son 25 los años que celebra este emblemático barrio de la ciudad cuya concepción está estrechamente ligada a los Juegos Olímpicos del 92. Y es que las más de 2.000 viviendas que integran este barrio marítimo alojaron a los 15.000 atletas que participaron en esta cita olímpica.
Precisamente, esa multiculturalidad que marcó los orígenes del barrio ha acompañado su crecimiento y, a día de hoy, lo ha impulsado. "El 80% de los compradores son extranjeros. La Vila se ha quedado con la marca Juegos Olímpicos, muy valorada para quien viene de fuera. Eso, las zonas ajardinadas y estar a un paso de la playa, por supuesto", afirma Jordi Carbonell, director de Diagonal Mar y Badalona de la inmobiliaria Engel & Völkers.
¿Estamos ante un proceso de gentrificación del barrio? Félix Arranz, arquitecto, editor de Scalae y vecino del barrio, evita hablar de gentrificación, porque según él el proceso, durante estos 25 años, ha sido suave. Pero reconoce que el barrio ha cambiado. "Los primeros que vinimos éramos parejas jóvenes, profesionales liberales de éxito... Era un tejido homogéneo. Ahora es más internacional. ¡Hemos llegado a tener vecinos de los cinco continentes!".
De industrial a residencial
Antes de convertirse en la Vila Olímpica, esta zona era una maraña de fábricas y raíles de tren que se alzaban como un muro entre la ciudad y el mar. Un muro literal, afirma Arranz. "En 1979, recuerdo bajar por la calle Marina y de golpe encontrarme con una valla que me impedía avanzar más. Y el mar estaba al otro lado, inaccesible. A la derecha había una zona militar y a la izquierda untejido industrial muy degradado. Era una zona muy dura, que fue bombardeada durante la Guerra Civil, con historias negras...".
De ese barrio de Icària y de su pasado industrial poco queda. Quizás la chimenea de la antigua fábrica Folch es uno de los pocos vestigios de esa zona preolímpica, que quedó sepultada por el nuevo complejo residencial de la Vila Olímpica. "La ciudad ha ganado muchísimo. En la Barcelona litoral del 79, era más evidente la parte miserable que la generosa. Con la construcción de la Vila Olímpica todo cambió radicalmente, incorporando un nuevo espacio a la ciudad: el mar", recuerda Arranz. Y los padres de la criatura fueron los prestigiosos arquitectos Oriol Bohigas, Josep Martorell, David Mackay y Albert Puigdomènech, con la in corporación para proyectos puntual es de otros arquitectos ganadores de premios FAD.
Un barrio nuevo integrado en la ciudad
El arquitecto Félix Arranz, que fue uno de los primeros en instalarse en la Vila Olímpica, reconoce que sin la calidad intelectual y la consciencia social de los arquitectos que la planificaron, el barrio y su perfecta integración en la ciudad no hubiera sido posible. "Se hizo muy bien". Desde la recuperación del frente litoral para toda la ciudad y la creación de parques y espacios de ocio, hasta las propias viviendas. Los materiales no eran llamativos a ojos de alguien que vivía, por ejemplo, en Sarrià, sostiene Arranz. "Pero la calidad de la construcción fue excepcional, la arquitectura sólida y en algunas cosas pionera, como el tratamiento de la basura. Gracias a un sistema neumático, desaparece en el rellano de tu piso. Es fantástico. Eso es calidad de vida".
Esa calidad de vida de la que habla Arranz también la destaca Jordi Carbonell, de Engel & Völkers. "Se vive muy bien. Quizás durante los primeros años costó que arrancara como barrio, pero ahora ya está consolidado. Y los vecinos están encantados, es como un pequeño pueblo dentro de la ciudad. Además, es una de las zonas de Barcelona con más identidad propia. Los propietarios están muy arraigados, sienten el barrio como un hijo que han visto crecer y ahora tiene 25 años. Y cuesta mucho que quieran vender". Y eso que los precios son tentadores, ya que oscilan entre los 4.500 y los 6.000 €/m2, en el caso de estar frente al mar.
"Siempre ha habido demanda, pero hubo una época en la que la Vila Olímpica parecía estar démo
dée. Ahora, el tirón de Diagonal Mar, del distrito 22@ ydePoblenou ha reactivado mucho el interés por vivir en el barrio", sostiene Carbonell. Hasta el punto de que muchos propietarios, sobre todo los de las viviendas más pequeñas –de unos 70 m2–, apuestan por el alquiler. "Si no tienen necesidad, prefieren alquilar su piso por 1.500 € al mes que venderlo por unos 400.000 €".
Veinticinco años después de su inauguración, la Vila Olímpica disfruta de su juventud en plena forma. "¿Sabes una de las cosas buenas que tiene el barrio? Que, a pesar de tener 25 años, estamos hablando de un barrio que sigue siendo de futuro", afirma Arranz.