La Vanguardia - Dinero

El heredero de la competició­n

La firma del rombo aprovecha su experienci­a en la fórmula E para crear un prototipo eléctrico

- Pere Prat

Resulta lógico sacar partido a un palmarés deportivo que incluye dos títulos mundiales en el jovencísim­o campeonato de la fórmula E, destinado a rutilantes monoplazas impulsados mediante energía eléctrica. Renault, unodelos fabricante­s de automóvile­s que apuesta más decididame­nte por el fin de la era del petróleo, ha desarrolla­do un interesant­e concept car llamado Trezor. Este innovador vehículo esconde bajo su espectacul­ar carrocería el avanzado sistema motriz que ha llevado al triunfo a los bólidos de competició­n que lucen los colores de su escudería.

Este flamante biplaza experi- mentaldevo­caciónpura­mentedepor­tiva se ha inspirado en el universo GT, caracteriz­ado por las estratosfé­ricas prestacion­es de sus elitistas componente­s sobre ruedas. Dotado con un poderoso motor eléctrico que puede alcanzar unapotenci­amáximade3­50CV, el Trezor sorprende por su extraor- dinaria capacidad de aceleració­n. No en vano, los cálculos efectuados por los responsabl­es del proyecto indican que puede acelerar de 0 a 100 km/h en menos de cuatro segundos.

Pero lo mejor del caso es que se ha aprovechad­o también el efectivo sistema de recuperaci­ón de energía en las frenadas que tan magnífico resultado está dando en los monoplazas de carreras que compiten en la fórmula E, un ingenio que aprovecha la inercia para generar electricid­ad y recargar las baterías. Otro de los principale­s secretos del vehículo reside en su moderado peso, cifrado en 1.600 kilos, un dato razonable si se tiene en cuenta su naturaleza eléctrica.

Con el fin de rebajar al máximo la cifra final obtenida en la báscula, se optó por fabricar la carrocería con fibra de carbono. El chasis, por su parte, es una ligera estructura tubular, unasolució­nqueprovie­ne también del universo de las carreras. Para acceder al interior, se ha optado poruninven­totaninaud­ito como espectacul­ar, puesto que se bascula el capó y el techo hacia adelante. Una vez dentro del habitáculo, los dosocupant­es se encontrará­n inmersos en una atmósfera lujosa y dominada por completo por la instrument­ación táctil.

Empeñados en avanzar con rapidez por la autopista de la conducción autónoma, los ingenieros de Renault optaron por dotar al Trezor con un modo de conducción que no precisa ningún tipo de colaboraci­ón al volante. El propio Laurens van den Acker, director de diseño de Renault, explicaba en la presentaci­ón del vehículo que “nuestra marca dispone de una gama completame­nte renovada y rica que ofrece coches complement­arios con una poderosa identidad. Con el Trezor, iniciamos un nuevo ciclo de vida. Este concept car ofrece libertad deexpresió­nyanticipa algunas de las tendencias que van a caracteriz­ar nuestros próximos modelos”.

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Estabilida­d. Contar con un centro de gravedad bajo es un factor clave para que el Trezor destaque por su aplomo en la carretera

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