Espíritu todoterreno
El Jeep Compass, situado entre el Renegade y el Grand Cherokee, aborda el segmento de los SUV compactos con sus atributos tradicionales
Aventura, libertad, autenticidad y pasión. Durante 76 años, desde el nacimiento del Willys Overland en 1941, estos han sido los valores de Jeep, una marca que dice no tener clientes, sino una comunidad de propietarios. Los Jeepers no son automovilistas al uso, forman una suerte de hermandad, sólida y leal, de apasionados por la conducción todoterreno que disfruta del contacto con la naturaleza y las actividades al aire libre. Explorar nuevos horizontes y descubrir otros entornos forma parte de su manera de entender las amplias posibilidades de movilidad que brindan los modelos de la marca.
Jeep es un icono norteamericano pero cada vez más globalizado: de producir sólo en Estados Unidos pasó a fabricar también en Europa, Asia y Sudamérica. Ahora, con el Compass –que se ensamblará en México, Brasil, China e India–, Jeep espera in- crementar sus ventas de los 1,4 millones de unidades de 2016 a más de 2 millones en 2020. Tras su integración en FCA, la tendencia apunta a ello: desde 2012 ha registrado 5 años consecutivos con récords de matriculaciones, con un crecimiento el último año del 19% en Europa, y del 33% en España. Pero para lograr esa proyección, la marca necesitaba estar presente en el vital segmento de los SUV compactos.
El nuevo Compass es el producto que responde a la demanda de sus fieles entusiastas para esa categoría al ofrecer una combinación única con la legendaria capacidad todoterreno de la firma, un diseño actual y distintivo, una excelente dinámica de conducción en carretera y modernas tecnologías de seguridad y conectividad fáciles de usar.
El Compass de segunda generación, situado en su gama entre el Renegade y el Grand Cherokee, mide 4,39 metros de longitud y