Crecen los depósitos y las plantas de reciclaje
En vista del potencial del sector, crece el número de depósitos de recogida y de plantas de reciclaje
El año pasado se generaron en Catalunya 2,7 millones de toneladas de residuos de la construcción. Una cifra que dista mucho de los 11 millones del 2006, en plena burbuja inmobiliaria, pero que sigue suponiendo un problema para el medio ambiente y un desperdicio de recursos, ya que estos residuos, debidamente tratados, pueden convertirse de nuevo en materia primera para la construcción en forma de áridos reciclados.
Casi la mitad de estos residuos (el 48%) fueron reciclados el año pasado, según datos de la Agència de Residus de Catalunya , y el objetivo es que este porcentaje sea del 75% en el 2020. La agencia se ha fijado también como meta que en los proyectos de obra pública y privada se utilice un mínimo del 5% de áridos reciclados en relación al total. Unos objetivos que el sector ve más que viables.
En vista de este potencial de crecimiento, en los últimos años ha aumentado el número de depósitos de recogida, plantas de reciclaje, plantas de transvase y plantas de selección, que ya son 146 en Catalunya. En estas plantas se recuperan productos como férricos, plásticos, maderas... y materiales cerámicos y de hormigón que una vez triturados y tratados se pueden volver a utilizar en nuevas construcciones, evitando la extracción de áridos naturales, con la consecuente reducción de impacto ambiental y consumo de energía.
Nada de esto sería posible sin “la gran inversión en tecnología realizada por el sector, que le permite obtener áridos de calidad”, afirma Josep Maria Tost, direc- tor de la Agència de Residus de Catalunya. Sin embargo, Tost reconoce que el bajo precio de los áridos naturales es un freno a la hora de impulsar el consumo de los áridos reciclados. Para ello, Tost plantea la implantación de un sistema de fiscalidad que gra- ve el consumo de materias primas vírgenes.
La proliferación de plantas y depósitos ha aumentado la competencia en el sector. “Los escombros limpios y de calidad se han convertido en una materia muy valorada porque hay muchos depósitos y plantas en la actualidad”, explica Albert Cañet, presidente de la Associació Catalana de Gestors de Residus de la Construcció i la Demolició y copropietario de Germans Cañet Xirgu. “El reciclaje de los escombros más sucios, en cambio, es un proceso más complejo y laborioso, así que es más costoso y menos rentable”, se lamenta Cañet. Además, las empresas del sector deben hacer frente a la competencia desleal de los operadores ilegales.
Los residuos de construcción, con un 30% del total y tras los urbanos, son el segundo residuo en volumen y peso en la Unión Europea y su gestión es un claro ejemplo de economía circular, aquella en la que se minimizan los residuos y la extracción de materias primas.