Jaume Puig
Inmunidad en los mercados
Bursátilmente hablando el mes de agosto tiene un interés especial. El volumen negociado en las bolsas es significativamente menor al habitual, y precisamente por ello, es más propicio a que haya unos mayores movimientos de las cotizaciones. Es un mes favorable a que se magnifique la importancia de los acontecimientos, y un mes ideal para la propagación del ruido, del impacto que generan noticias que poco o nada tienen que ver con los resultados empresariales. Diría que en este mes del año la proporción entre el volumen que negocian los inversores de largo plazo y el que negocian los inversores de corto plazo es la más baja del año. Precisamente por ello, los denominados “traders” suelen esperarlo con impaciencia, a la espera de poder prolongar cualquier tendencia que pueda iniciarse… con la menor oposición posible. El gran beneficiario, sin embargo, es el inversor de largo plazo, ya que tradicionalmente y por todo lo detallado, agosto suele ser un gran mes para comprar. Es un buen mes para poner órdenes de compra limitadas por debajo de las cotizaciones de finales de julio, para intentar pescar en río revuelto.
En este mes de agosto se han producido dos eventos de naturaleza no económica. Por una parte el conato de Corea del Norte, de muy corto recorrido, y por otra parte el doloroso atentado de Barcelona. Hay dos motivos para comprar acciones tras el atentado. En primer lugar, la realidad es que la recurrencia de los atentados acaba inmunizando a los mercados frente a los mismos. En segundo lugar, no puede permitirse que los terroristas ganen dinero aprovechando su información privilegiada, tomando posiciones cortas previamente a sus acciones. En este caso comprar, además, contribuye a luchar contra el terrorismo.