Mini Cooper D Cabrio
Atrae por igual a hombres y mujeres y es un capricho para maduros
Su conducción es un ejercicio de agilidad y viveza de movimientos con una dirección precisa y directa
Gusta por igual a hombres, mujeres y niños. Es anhelado por los conductores más jóvenes pero también ejerce de elixir de juventud para automovilistas sénior. Capricho para maduros, expresión de identidad para singles o simple icono sobre ruedas modernizado, el Mini Cabrio es un clásico eterno. Nadie, ni siquiera aquellos que no tienen interés por los coches, pueden resistirse a sus encantos. A todo el mundo le resulta atractivo por su innata simpatía, su apariencia bondadosa y su amable diseño. No hay duda: es todo un seductor.
Exitoso y prestigioso, registra mayores ventas en las versiones altas de gasolina, por su reconocido dinamismo y sus prestaciones deportivas. Sin embargo, existen combinaciones mecánicas que reivindican su utilidad, practicidad y comodidad. Es el caso de la mecánica 1.5 turbodiésel del Cooper D ensayado, asociada en esta ocasión a un cambio automático de seis velocidades que proporciona más confort y eficiencia.
Desarrolla 116 CV, una cifra de potencia que parece incluso superior gracias a las notables facultades atléticas de su chasis. Su voluntarioso motor de tres cilindros responde con suma rapidez, no es precisa exigencia alguna sobre el acelerador para sentir el decidido empuje de este bloque de gasóleo. La rapidez de respuesta y la inmediatez de sus reacciones son típicamente Mini . Su conducción es un ejercicio continuo de agilidad y viveza de movimientos, con una dirección precisa y directa, un centro de gravedad bajo y una suspensión bastante firme, pero sin llegar a resultar seca como en otras versiones más deportivas. El cambio proporciona transiciones suaves con naturalidad aunque se echan en falta las levas en el volante para lograr una experiencia de uso aún más segura y placentera.
Sea como sea, y más allá de la sonoridad de este bloque, circular con el techo desplegado es un verdadero placer para los sentidos. El proceso de apertura y cierre de la capota se completa en 18 segundos y se puede hacer con el coche en movimiento hasta una velocidad de 30 km/h. Y desde el punto de vista práctico, el nuevo Mini Cabrio también mejora su capacidad: 160 litros con el techo replegado y 215 cuando está cerrado, 45 litros más que antes.
Personalización infinita
Parte del secreto de Mini radica en sus inabarcables posibilidades de configuración, aunque la consecuencia de ello sea, a menudo, una factura final exageradamente alta. Esta unidad en concreto lucía varias de las novedades que la marca ha incorporado a la nueva versión descapotable, como la capota con diseño Union Jack, un extra facturado a 650 euros, las inefables bandas blancas en el capó, por 125 euros, las llantas de 17” Proppeller Spoke en dos tonos (1.300 euros), o la bonita la pintura metalizada British Racing Green, a 500 euros. En el interior, los asientos deportivos en cuero Chester Malt Brown (2.000 euros), el volante deportivo John Cooper Works junto con una larga lista de detalles decorativos, acabado, seguridad y tecnológicos hacían que el precio de esta unidad rozara los 40.000 euros.