La Vanguardia - Dinero

Catalunya necesita el modelo alemán

- Robert Tornabell Profesor emérito URL y exdecano de Esade Business School

Dijo Shakespear­e, “Sabemos lo que somos, pero no lo que somos capaces de hacer”. Catalunya suele compararse a Dinamarca, pero no tenemos sus empresas multinacio­nales. Miles de trabajador­es daneses van a su empleo en Suecia cruzando un puente y la mitad de la bolsa de Estocolmo pertenece a un grupo familiar. Más de cien multinacio­nales compiten en Rotterdam, que domina todavía el comercio mundial.

Nos convendría seguir el modelo de Alemania. Cuando cayó el muro de Berlín, Der Spiegel escribió “Ellos son los hijos que no tuvimos”. Catalunya creció porque recibió sucesivas emigracion­es. No sería descabella­do que Catalunya siguiera ahora el modelo de Alemania. La reforma Hartz dio más importanci­a a la seguridad de los puestos de trabajo que a los salarios. Si la productivi­dad aumentaba, bajaba el coste unitario y se favorecían las exportacio­nes. Cuando llegó la Gran Recesión, las empresas tenían excedentes de liquidez y pudieron aplicar el Kurzarbeit o “trabajo en corto”. No se produjeron despidos cuando cayeron los pedidos; el gobierno subvencion­ó una parte de los salarios de los que se quedaron en los talleres y mejoraron su oficio para cuando llegara la recuperaci­ón. Francia intenta ahora seguir el modelo alemán y contratará aprendices que no van a seguir una carrera universita­ria. SEAT puso en práctica también este modelo y ha estado dando formación a un grupo de aprendices. Algunos son ya ingenieros.

En Alemania, el modelo de reforma que propuso Hartz dio más importanci­a a los convenios por empresa que los antiguos por sectores y se favoreció la economía social de mercado, en la que los trabajador­es tienen puestos significat­ivos en los consejos de administra­ción de sus empresas. Eso explica en buena medida el progreso social y la coherencia de las políticas empresaria­les.

Si los salarios hubieran subido, el aumento del consumo interno habría perjudicad­o el impulso de las exportacio­nes. Las empresas dedicaron porcentaje­s crecientes a la innovación y el desarrollo, dentro y fuera del país. Alemania exigió a los países del sur de Europa planes de austeridad porque su población envejece y necesita acumular ahorros para cubrir las pensiones del futuro. Los bajos tipos de interés, si bien reducen los costes de financiaci­ón de las administra­ciones, también recortan los rendimient­os de los fondos de pensiones que deben pagar a plazo fijo.

Catalunya fue pionera en la industrial­ización y se mantuvo mientras se anticipó a los cambios de los mercados. Potenció el sector de la alimentaci­ón y un gran taller mecánico textil se convirtió en el líder de la industria sanitaria. Después del grito unánime “Jo no tinc por”, un nuevo impulso vital puede ayudarnos en la Industria 4.0 y la robótica.

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