Cobrar por asesorar
Uno de los puntos más polémicos que se ventila en la nueva Mifid II es lo relativo a la inclusión de costes de los servicios de análisis a disposición de los gestores y de los inversores de los fondos de inversión, ya que esos servicios pueden llegar a incrementar las comisiones y los gastos que soportan los inversores por recibir un asesoramiento especializado que mejore sus posibilidades de invertir adecuadamente. La mejora en la toma de decisiones es uno de los objetivos principales, pero la gestora tendrá que demostrar que cuenta con mecanismos adecuados de selección de analistas competentes.