CRÍTICA DE ARTE EXPERIENCIA DEL ARTE
En el texto anterior mencionaba a tres artistas sobresalientes (Kapoor, Turrell, Bill Viola) que hasta ahora no han recibido la debida atención de los museos catalanes y sí, en cambio, han presentado exposiciones espléndidas en ciudades como Bilbao, Málaga y Valencia. Es evidente que muchas líneas de trabajo experimentales o válidas dentro del arte contemporáneo no caben en la línea hiperideológica que se ha marcado el Macba, en la estela de la Documenta de Catherine David. Salvo en la etapa Molins, la pintura rara vez ha sido bien recibida en este museo, que se ha creído obligado a justificar su inclusión (Benet Rossell, Palazuelo) mediante coartadas ideológicas rebuscadas. También el ámbito (neo)académico catalán es proclive a ensalzar cualquier propuesta obvia que se acompa- ñe de discurso ideológico.
Esta distorsión se suma a la que genera un mercado especulador que consagra a personajes cínicos como Jeff Koons. Se configura así un nuevo mainstream polarizado. Lo que tienen en común ambos extremos –el ultramer- cantil y el hiperideológico– es que falsean la realidad y la experiencia del arte, que no caben en un eslogan comercial o ideológico, ni en un titular de periódico.
(La fotografía es de Manuel Franquelo, en Marlborough Barcelona).