Un placer instantáneo
El pequeño roadster transalpino hace de su conducción una fuente constante de satisfacciones
Al verlo, es difícil no esbozar una sonrisa. Pero si se conduce resulta imposible no enamorarse de él. Así de claro. Porque estamo ante un coche que posee un encanto muy natural, el atractivo de la sencillez y la simplicidad de un diseño puro, de un concepto clásico y con un cierto aire romántico de un pasado ya lejano.
Es uno de esos coches con un sabor genuino que te invitan a disfrutar conduciendo, no necesariamente de forma rápida, sino saboreando los matices que lo diferencian de la uniformidad actual que impera en los automóviles de hoy en día.
Cuando ya todos los coches nuevos van bien, son seguros, fiables, más o menos cómodos y cuentan con más tecnología de la que sabemos utilizar y más potencia de la que podemos usar, probar un vehículo que permite recuperar sensaciones olvidadas y volver a una conducción más esencial y emocionante es francamente agradable.
Así como otros coches aíslan del entorno, el Fiat 124 Spider parece integrar al conductor en el escenario por el que circula. Todo está más cerca y se vive más intensamente.
Es una sensación similar a la de ir en moto. Con una agilidad extrema, una sorprendente maniobrabilidad, un manejo directo, rápido, “sin filtros”, vivaz y muy despierto, intensifica las sensaciones de conducción y otorga al conductor una dosis extra de realismo, de dominio y de veracidad entre la ejecución de sus órdenes y las reacciones del vehículo. Pura diversión El pequeño descapotable turinés –basado en otro biplaza de culto para los amantes de la diversión al volante, el Mazda MX-5– comparte con éste filosofía, configuración y dimensiones. Con unas medidas contenidas (4 metros justos de longitud y sólo 1,2 m de altura) la posición de con- ducción es muy baja –casi a ras de suelo– y estirada, con las piernas rectas y el volante cerca del cuerpo, lo que dificulta de manera muy clara un poco el acceso. Por contra, mantiene bajo el centro de gravedad, la cabina retrasada, una zaga corta y un morro largo con el motor en posición longitudinal como mandan los cánones de los roadster clásicos.
Su extrema ligereza (poco más de una tonelada) en combinación con la tracción trasera, un cambio manual, un bastidor rígido, una distribución de pesos equilibrada y una configuración de suspensión y dirección de tacto deportivo, se traduce en una respuesta general apasionante y auténtica.
Podemos hablar de diversión asegurada desde el primer al último kilómetro. Una diversión que se verá, sin duda, acentuada por el excelente rendimiento que en este vehículo despliega su motorización –la única disponible– 1.4 MultiAir Turbo. Unida a una transmisión manual de seis velocidades, desarrolla 140 CV de potencia y 240 Nmde par máximo suficientes para impulsar al liviano 124 de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 215 km/h con una agradable sonoridad mecánica que, circulando al aire libre, multiplica la gratificante positividad y libertad que transmite este adorable capricho.
El precio a pagar por conducir con una sonrisa perenne y, eso sí, un limitadísimo espacio interior es de 27.340 euros. El precio se refiere al modelo correspondiente al acabado Lusso.