Complacencia o mejora real
Las principales bolsas mundiales renovaron su tendencia de subida en las últimas semanas, lo que impulsó a los índices estadounidenses a nuevos máximos. Tras un agosto sin dirección clara, en el que la incertidumbre geopolítica centró más la atención que los fundamentales económicos, septiembre y la habitual vuelta del verano se está saldando con un mayor optimismo.
Estas revalorizaciones bursátiles vienen acompañadas de una volatilidad en mínimos. Así, parece razonable preguntarse si estaremos entrando en un contexto de excesiva complacencia o si refleja una mejora real de las perspectivas económicas. Los temores a un cambio prematuro y desordenado en la política monetaria se han calmado, ya que tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo adoptaron una postura cauta. En ambos casos, las autoridades monetarias siguieron el guión previsto, señalando que irán retirando los estímulos pero sin urgencia. Por ello, cabe esperar que las condiciones financieras se mantengan acomodaticias en los próximos meses, factor que seguirá apoyando la actividad y favoreciendo la necesaria reactivación de la inversión productiva.
Por otro lado, en su informe de perspectivas económicas, la OCDE refrendó que el escenario macroeconómico mundial es ahora más alentador, al estimar que el crecimiento se acelerará este año hasta el 3,5% y elevar su previsión para 2018 hasta el 3,7%. El mayor dinamismo económico y una política monetaria todavía expansiva han servido claramente de apoyo a las bolsas. Pero más importante, si cabe, es que la mejora de la actividad se está trasladando a los bene- ficios empresariales con una elevada intensidad. En el acumulado del año, el MSCI World se ha revalorizado un 15%, subida sustancial, pero justificada por un crecimiento previsto de los beneficios cercano al 14% este año. Además, la tendencia de revisiones al alza continúa intacta: los beneficios esperados para las empresas que componen este índice mundial son ahora un 6% superiores a lo previsto a finales del año pasado. Esta tendencia de aumento de los beneficios es un claro empuje para la renta variable y permite que las valoraciones, que tras las subidas registradas son ya exigentes, no hayan derivado en niveles excesivos.
Un ciclo de crecimiento económico más robusto y sincronizado, unido a los positivos resultados empresariales, deberían seguir favoreciendo la entrada de flujos en las bolsas y dando soporte ante los crecientes riesgos geopolíticos.
No obstante, se vislumbran ya en el horizonte nuevas pruebas de fuego a este positivo escenario descrito. Una de ellas, será la temporada de resultados empresariales del tercer trimestre, que comenzará a mediados de octubre y que ayudará a definir si puede persistir –o no– la mejora de los beneficios y, con ella, se mantiene el potencial para la renta variable.
Los ciclos expansivos no terminan por el tiempo transcurrido, sino más bien por excesos acumulados o shocks externos. Aunque el actual ciclo alcista en las bolsas alcanza ya una duración elevada y es importante evitar que una falsa sensación de seguridad conlleve la asunción de riesgos excesivos, consideramos que el fondo de mercado sigue siendo positivo. La mejora de las condiciones económicas deberá apoyar las bolsas y, por ello, consideramos adecuado mantener una ligera sobreponderación en la renta variable.