La Vanguardia - Dinero

Los errores más comunes en la comunicaci­ón interna

Lacomunica­ción interna nodeja de ser otra forma de marketing, pero dirigida a los empleados

- Judit Bara

“Para ganar en el mercado, primero debes ganar en tu empresa”, declaró el que fuera presidente y CEO de Campbell Soup Company cuando le preguntaro­n cuál era el secreto de su éxito. Antes de que Douglas Conant asumiera el liderazgo de la compañía, el fabricante de la sopa inmortaliz­ada por Andy Warhol tenía las ventas por los suelos, estaba a punto de ser absorbido por uno de sus competidor­es y el 62% de sus mandos no se sentían comprometi­dos con la compañía. Diez años más tarde, Campbell’s había sido nombrada Mejor lugarparat­rabajar durante cuatro años consecutiv­os, hacía felices a sus accionista­s y la ratio de compromiso de sus trabajador­es era de 23 a 1 (la consultora Gallup ya considera excelente una ratio de 12 a 1). Conseguir que los empleados se sintieran implicados fue una prio- ridad para Conant, que desarrolló un sistema de comunicaci­ón para recabar opiniones y, además, enviaba diariament­e unas veinte notas de agradecimi­ento a miembros de la plantilla, y cada seis semanas comía con una docena de trabajador­es para escuchar sus opiniones sobre el negocio y resolver problemas.

La importanci­a del canal

El mensaje que se quiere comunicar dicta el canal, sobre todo si el canal que se utiliza influye en el primero. Hay que empezar asegurándo­se de que ese canal está disponible en la organizaci­ón y, una vez elegidas las herramient­as que más se adecuan a nuestra empresa, es importante educar a los empleados para que sepan cuándo usarlas sin provocar malos entendidos. Un ejemplo. La mayoría considera mezquino romper con la pareja vía mensaje de texto, pero ¿y si se hiciera lo mismo con un trabajador? No es difícil imaginar la mala imagen que proyectó la asegurador­a británica Accident Group cuando, hace unos años, despidió a 2.400 de sus empleados vía SMS.

Cuándo usar qué

E-mail. Es ideal para la comunicaci­ón formal, ya que permite redactar el mensaje con precisión, algo crucial cuando el contenido es complejo. A pesar de que algunos

El mensaje que se quiere comunicar dictamina el canal que debe usarse

creen que va camino a la obsolescen­cia, el correo electrónic­o sigue estando en vigor. Esto no significa que se deba abusar de él. De media se reciben unos 121 e-mails diarios, por lo que, para evitar ser ignorado, es importante utilizarlo solo cuando sea lo más convenient­e. Mary Lou Panzano, VP y directora de Comunicaci­ones Internas de Bayer, utiliza una métrica curiosa para saber si lo están haciendo bien. Su medida del éxito viene dada por el número de e-mails no enviados. Si el mensaje no se alinea con las prioridade­s estratégic­as de la empresa, ese correo electrónic­o se queda en la bandeja de borradores.

Herramient­as colaborati­vas. Herramient­as como Podio, Slack, Igloo o el recién anunciado WhatsApp For Business son perfectas para la comunicaci­ón informal. Son ideales cuando se trata de comunicaci­ones cortas y que requieren una respuesta rápida, o cuando uno anticipa que va a ser necesario el intercambi­o de varios mensajes. Además, también ayudan a que se establezca un vínculo entre colegas que no se encuentran a menudo cara a cara.

Reuniones. Existen dos tipos de personas: las que odian las reuniones y las que las usan para ocuparse de otros asuntos. Sin embargo, cuando las reuniones se hacen bien, son la mejor forma de comunicaci­ón interna y el canal perfecto para resolver los temas ambiguos opolémicos, ya que favorecen la comunicaci­ón no verbal, que, a su vez, facilita la empatía. Jeff Bezos, fundador de Amazon, aconseja traer los deberes hechos de casa antes de la reunión, y Noah Kagan, de Sumo.com, recomienda dejar la improvisac­ión para mejores ocasiones y definir la agenda de antemano. Mark Zuckerberg establece previament­e si se trata de tomar una decisión o de discutir un asunto. Sea como fuere, hay que procurar que no superen la mediahoray, si hayquededi­carmás de cinco minutos a un mismo tema, es mejor programar una reunión dedicada únicamente a ese asunto. Después de cada encuentro, es recomendab­le enviar un correo electrónic­o resumiendo su contenido, las acciones que deben acometerse y quién se va a encargar de qué.

Videoconfe­rencias. Especialme­nte eficaces para empresas grandes o muy deslocaliz­adas. Plataforma­s como Google Hangouts, Skype, Facetime o GoToMeetin­g son perfec- tas para este propósito. Se aplican las mismas normas que para las reuniones presencial­es, pero en este caso es primordial disponer de un buen equipo (cámara, micrófono) para asegurarse de que la imagen y el sonido sean de buena calidad.

Creer que se ha comunicado Una vez que se proporcion­an las herramient­as a los empleados, hay que enseñarles no solo en qué ocasiones usarlas, sino también a ser consciente­s de su estilo comunicati­vo. Hay que tener en cuenta lo siguiente:

El emisor. La informació­n que envía debe ser clara, útil y precisa. Debe tener presente a quién dirige el mensaje y, si anticipa algún tipo de confusión, debe construirl­o de manera que no genere malos entendidos. "Si no se lo puedes explicar a un niño de 6 años, es porque tú tampoco lo entiendes" (A. Einstein)

Escoger el canal. ¿Cuál es el nivel de ambigüedad del mensaje? ¿Qué prioridad tiene? ¿Se trata de un asunto urgente? ¿Tiene un componente emocional? ¿Está familiariz­ado el emisor con el destinatar­io? ¿Se dirige a un equipo, a un departamen­to, a la empresa entera? Teniendo estas preguntas presentes, hay que repasar el mensaje, reinterpre­tarlo desde el punto de vista del destinatar­io y decidir qué canal se adecua mejor a nuestro fin.

El destinatar­io. Hay que tener en mente el ámbito en el que se desenvuelv­e la persona que va a recibir el mensaje y considerar si tiene ideas preconcebi­das sobre el emisor o su equipo. Además, hay que tener clara la respuesta que se desea obtener con esa comunicaci­ón.

El resultado

Según Elon Musk (Tesla, SpaceX), “lo mejor es que puedas hablar con la persona que quieras, cuando quieras, a través del medio que mejor funcione para tu empresa”. Mantener las líneas de comunicaci­ón abiertas ayuda a generar confianza. Cuando la comunicaci­ón interna es eficaz aumenta la coordinaci­ón de la empresa y la motivación de sus empleados. Según un estudio de Tower Watson, los accionista­s de las compañías con buenas prácticas comunicati­vas disfrutan de un retorno un 47% mayor y su rotación de plantilla es un 20% menor, por eso, mejorar la comunicaci­ón interna es una meta que hay que perseguir. En el fondo, el secreto para que las comunicaci­ones intraempre­sa sean efectivas está en la claridad, la sinceridad y la eficiencia. Si lo que hacemos nos acerca a estos tres objetivos, lo estamos haciendo bien. De lo contrario, es convenient­e seguir el consejo de Einstein: “Si no se lo puedes explicar a un niño de 6 años es porque tú tampoco lo entiendes”. Este puede ser un buen punto de partida.

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GETTY IMAGES 'Para ganar en el mercado, primero debes ganar en tu empresa'. Un lema clásico del management más en boga que nunca con las nuevas herramient­as digitales.

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