El principio del fin Jesús Sánchez Quiñones Consejero ejecutivo de Renta 4 Banco
Tras más de un lustro con tipos de interés en mínimos históricos, e incluso negativos, se corre el riesgo de considerar como permanentes los actuales tipos de interés, tanto de corto plazo como de largo plazo. Los tipos de corto plazo los fija directamente cada banco central. Los tipos de interés de medio y largo plazo se fijan en los mercados financieros. Desde que los bancos centrales se convirtieron en los principales compradores de bonos, los tipos de interés “de mercado” están distorsionados a la baja.
La intervención del BCE ha llevado incluso a que emisiones de bonos soberanos de distintos tesoros europeos se realicen a tipos de interés negativos. Dicho de otra forma: el inversor que los adquiere paga al emisor por prestarle dinero. La caída de los tipos de interés se ha trasladado también a los bonos emitidos por las empresas, reduciendo su carga financiera.
El anuncio de la Reserva Federal de una cuarta subida de tipos antes de fin de año, tres incrementos adicionales en el 2018 y la decisión de dejar de reinvertir paulatinamente el importe de los bonos mantenidos en su balance que venzan, señalan el principio del fin de los tipos en mínimos históricos.
EE.UU. fue el primero en bajar tipos de interés y en comprar bonos como respuesta a la crisis financiera. Ahora, de nuevo, marca la senda de normalización de los tipos de interés. El camino será largo y el nivel de llegada de los tipos previsiblemente será inferior al existente antes de la crisis. Lo mismo que el BCE tardó en bajar tipos de interés (incluso los subió en el 2008 y en el 2011) y en adquirir bonos, también tardará en comenzar las subidas de tipos de interés y la reducción de su balance.