Resetear el mundo El autor apuesta por la visión de ingeniero: ver un problema e intentar resolverlo
Stevenson muestra a los innovadores que abordan los grandes retos de nuestra era desde nuevas ópticas
Mark Stevenson logró una gran acogida con Un viaje optimista por el futuro, libro para el que se entrevistó con decenas de científicos para vislumbrar el futuro. En él reclamabala necesidad de ser optimistas en nuestros deseos y críticos en la forma comolos abordamos. Yapostaba por conseguir mejoras con “visión de ingeniero: ves un problema e intentas resolverlo. Cuando estás muy ligado a una tecnología puedes acabar como con una ideología”.
Una visión no muy lejana a la que plasma ahora en Hacemos las cosas de otra manera, subtitulado Cómo reiniciar el mundo y cuyo primer protagonista es, claro, un ingeniero mecánico, Jamie Heywood. Un hombre que, cuando en 1998 a su hermano Stephen le diagnostican esclerosis lateral amiotrófica y cuatro años de vida, se impone la tarea de salvarle fundando la primera empresa biotecnológica sin ánimo de lucro del mundo. Más una empresa de ingeniería, con pruebas repetidas y sólidas, queunlaboratorio tradicional. En el camino descubrió algo terrible: simulando repetidamente los experimentos más prometedores de otros equipos médicos para seguir o no su línea, descubrió que todos los estudios previos sobre ELA eran falsos. Estaban llenos de sesgos, muchas veces inconscientes, que los hacían inútiles, un escándalo colosal que puso en cuestión cómo funcionaba el ecosistema de investigación.
Stephen murió en 2006 y la ELA sigue siendo incurable, pero ade- más Jamie creó una gran base de datos para que los pacientes registraran sus síntomas y tratamientos y encontrar pacientes como ellos. Eso les ha dado másconocimiento y poder, reduciendo efectos secundarios e ingresos en urgencias. Y ha derivado en una plataforma para hacer de manera mucho más fácil ensayos masivos con los pacientes en esa y otras enfermedades.
Heywood es uno de los nuevos protagonistas de Stevenson que cuestionan cómohacemos las cosas y proponen nuevas formas de orga- nizarnosparalosretosdeunaeraen la quelainsostenibilidad energética y alimentaria augura una gran crisis. Por eso, el autor viaja del laboratorio de genética más importante del mundoaunapequeñaciudaden la frontera austrohúngara, Güssing, hace 15 años pobre y que por el impulso de su alcalde ahora produce toda su energía de recursos renovables de la región, obtiene beneficios y ha atraído investigación y muchas empresas, comounadepavimentos a la que le compra el serrín sobrante para producir energía barata.
Una energía a la que otro ingeniero entrevistado, Robert Metcalfe, figura clave para el nacimiento de la era de Internet, está aplicando ahora sus conocimientos de la red para crear el Enernet, que puede descabalgar a los gigantes eléctricos y a las actuales redes eléctricas compartimentadas y tontas, transitando desde plantas energéticas centralizadas a la producción distribuida. Permitiendo que cada consumidor y cada productor compre y venda en una creciente red la energía que más le interese, sin barreras, lo que puede llevar a una energía más barata y verde. Y quien cambia la base energética, lo cambia todo.