La política del miedo o el miedo a la política
Aunque sea improbable, el temor a que se produzca un corralito bancario está llevando a depositantes catalanes a abrir cuentas espejo fuera de su territorio
El daño que se está haciendo tanto a la marca Catalunya como a la marca España es incalculable
DelamismamaneraqueNapoleón cuando llegó a Rusia afirmó que le había derrotado “el general invierno”, Carles Puigdemontpodríadecir queaélquienlehaderrotadoha sido “el general Registro Mercantil”. La diáspora de empresas fuera de Catalunya está siendo tan espectacular que no hay gobierno que lo soporte. Podríamos estar hablando de más de mil en poco más de una semana.
Pero no son solo empresas las que se van, también se está marchando una enorme cantidad de capital. ¿Existe alguna razón para temer un corralito bancario en Catalunya? Ninguna, es una auténtica idiotez, según mecomentabaun banquero. Peroeldineroesmiedoso y eso es lo que está provocando que un gran número de personas esté abriendo cuentas corrientes espejo fuera de Catalunya. En realidad, a las entidades les da lo mismo en términos cuantitativos, dado que el dinero se mantiene en el banco. Sin embargo, les complica mucho las cosas en términos operativos. En la medida en que el dinero está saliendo hacia otras regiones cada vez tiene menos sentido mantener la misma red de sucursales y el mismo número de empleados. Cuando una sucursal no es rentable sencillamente hay que cerrarla.
Pero volviendo al fondo de la cuestión y ante la pregunta sobre si el dinero de los catalanes está a salvo de un eventual corralito ahora que todos los bancos grandes tienen su sede fuera de Catalunya, la respuesta es que sí, que los ahorros están a salvo, pero con una cierta cautela. Según me comenta Juan Ignacio Crespo, uno de los analis- tas financieros más reconocidos “el dinero de los depositantes está seguro hasta quelos bancosnoempiecen a operar en Catalunya como bancos filiales. En caso de una eventual independencia dichos bancos filiales estarían sujetos a la legislación del nuevo estado y, por tanto, a sus vicisitudes, corralito incluido. Ahora son sucursales y están sometidos a la legislación española”. Pero hoy por hoy esa hipotética independencia con su propio banco central no parece quevayaaserunarealidadefectiva ni a corto ni a medio plazo. Lo que sí es una realidad palpable es la política del miedo del Gobierno central, un arma política como otras tantas, y“conlas cosas decomerno se juega.”
Este tipo de estrategias está provocando que inversores, consumidores y depositantes empiecen a tener mucho miedo a la política. Y como muestra un botón, Anna Gener, directora General de Aguirre Newman-Savills se dedica a buscar locales para las multinacionales que se quieren localizar en Barcelona. Los nueve primeros meses del año han sido fabulosos, su problemahasidoencontrar sitios para ofrecer. Pero desde septiembre se ha producido un frenazo en seco: La falta de seguridad jurídica por una parte, las lamentables escenas de violencia y la diáspora de empresas por otra, han hecho que los inversores hayan dicho aquello de “quietos parados”.
De momento, “esperar y ver”, pero si la situación se cronifica se empezarán a ir. Ese era el clima que se respiraba en el Barcelona Meeting Point, la gran feria inmobiliaria que se celebra estos días. Pero sirve para cualquier otro sector como el financiero, el automovilístico, el de la alimentación o el farmacéutico. Noesextrañoquese tengamiedoalapolíticaconlasnoticias que se están generando y que en la mayoría de los casos son exageradas, por decirlo suavemente.
El ministro de Economía, Luis de Guindos acaba de declarar que la diáspora empresarial quehemos visto hasta el momento solo es el aperitivo. La Autoridad Fiscal alerta que la crisis en Catalunya tendrá un coste de hasta 13.400 millones para España en el PIB de 2018, lo que equivale al 1,2% del PIB. Volkswagendejaenmanosde Seat el plan para salir de Catalunya. Hacienda abre una cuenta en el Banco de España para gestionar los pagos de la Generalitat. Catalunya entra en “números rojos”. Las empresas de gran consumo (Codorníu, Cola Cao, Bimbo...) están valorando hasta sacar sus factorías por el boicot, tras constatar una caída en ventas de un 40%. Peligran los 55.000 millones al año por vender al resto de España. La independencia puede llevar al paro a un millón de catalanes.
Por su parte, los independentistas hacen un llamamiento para tomarlascalles yplantar cara al Ejército. Se baraja una nueva huelga general política como la del 3 de octubre. Con estos titulares de prensa el daño reputacional que se está haciendo tanto a la marca Catalunya como a la marca España es incalculable.