La Vanguardia - Dinero

Finanzas solipsista­s Kay no pide más regulación sino una reforma estructura­l a favor de la economía real

Kay pide la reforma de un sistema financiero que ha convertido la intermedia­ción en un fin en sí misma

- Justo Barranco

Las sociedad es modernas necesitan de las finanzas, sí, y las primeras etapas de la industrial­ización y el aumento del comercio global coincidier­on con el desarrollo de las finanzas en Reino Unido y Holanda. Pero si las finanzas son buenas, hoy tenemos demasiado de algo bueno. Hay algo irreal en cómo la industria financiera ha evoluciona­do y se ha desconecta­do de la vida y de los negocios ordinarios. “La industria financiera comercia principalm­ente con ella misma, habla con ella mismayseju­zga a sí misma en el marco de unos criterios que ella misma ha elaborado”, dice el economista británico John Kay en El dinero de los demás, un libro que describe al mundo financiero como solipsista.

Los activos de los bancos británicos, ejemplific­a, suman cinco veces los pasivos del gobierno del país. Pero los activos de esos bancos consisten sobre todo en derechos sobre otros bancos, y sus pasivos son sobre todo obligacion­es hacia otras institucio­nes financiera­s. “Los préstamos a empresas y particular­es dedicados a producir bienes y servicios representa­n el 3% de ese total”, expone. En el mundo de la financiari­zación de la economía “el valor de las transaccio­nes diarias de divisas es casi cien veces el del comercio internacio­nal diario de bienes y servicios”. La explosión en la actividad financiera se debe sobre todo al desarrollo de los mercados de los famosos derivados, cuyo valor deriva del de otros títulos.

Un sector solipsista que, encima, advierte, quiere untrato diferencia­do cuando “son un negocio como cualquier otro” y cuya rentabilid­ad está sobredimen­sionada, el valor de su producto está mal contabiliz­ado enlas estadístic­as ymuchodelo­que hace ayuda poco o nada a nuestras vidas y la eficiencia de las empresas. No sólo eso: “El sentido común sugiere que la actividad de intercambi­ar pedazos de papel no puede producir beneficios para todos. Gran parte del crecimient­o del sector financiero se basa en la apropiació­n de riqueza creada en algún otro sector para beneficio de algunos de los que trabajan en la industria financiera”. El sector financiero de las economías modernas es demasiado grande, concluye, y su crecimient­o ha ocasionado gran inestabili­dad. Su volumen de intercambi­os es tan desmesurad­o que la estructura actual del sector requiere mucho más capital y no sólo las pequeñas cuantías adicionale­s de Basilea III. La solución por ahora, lamenta, ha sido que los bancos central es presten enormes su masa los conglomera­dos financiero­s a tipos bajos para que obtengan suficiente­s beneficios con sus operacione­s de trading para reconstrui­r sus balances. Pero no ve razonable pedir al contribuye­nte que subsidie a los bancos así, especialme­nte cuando gran parte de los beneficios van arecompens­ar con cifras exorbitant­es a los traders y los mánagers que les supervisan. Cree que hacen falta reformas estructura­les y no regulación, que ha sido excesiva y abstrusa. La reforma debe llevar aun sistema más pequeño centrado en las necesidade­s de la economía real dejando atrás un sistema en el que la intermedia­ción se ha convertido en un fin en sí misma.

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ARCHIVO
 ?? EL DINERO DE LOS DEMÁS
John Kay ?? RBA Barcelona, 2017 430 p. | Papel 25 €
EL DINERO DE LOS DEMÁS John Kay RBA Barcelona, 2017 430 p. | Papel 25 €

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