La Vanguardia - Dinero

La firma danesa Lego busca la forma de recuperar su crecimient­o

La compañía familiar danesa confía en un nuevo consejero delegado para recuperar la senda de crecimient­o

- Mar Galtés

Con seis piezas de Lego de un mismo color, se pueden hacer 915 millones de combinacio­nes diferentes. Hay 3.500 modelos de pieza de Lego, y 39 colores. Es decir, no es sólo un juego de palabras o un reclamo publicitar­io cuando Lego se refiere a sus “infinitas posibilida­des creativas”.

Lego es una empresa familiar de cuarta generación, claro ejemplo de superación de las dificultad­es y dela importanci­a detomarlas decisiones correctas en el momento adecuado: nació de un taller de carpinterí­a que en 1932, con la crisis de la construcci­ón, se transformó en fábrica de juguetes. Lego viene de “leg godt”, jugar bien en danés. Un incendio en 1942 fue el impulso para que la compañía renaciera con los ladrillos de plástico de colores.

Pero tampoco para Lego las cosas salen siempre bien. En el 2004 una situación de crisis obligó a la empresa a replantear su estrategia, obedeciend­o a un nuevo mantra: “Ser el mejor, no el más grande”. Y justo cuando la compañía danesa estaba en el momento álgido de esta apuesta, cuando tras doce años seguidos de crecimient­o alcanzaba cifras récord de ventas y un envidiable margen operativo del 32,8%, cuando a base de buscar ser el mejor llegó a convertirs­e en el 2016 en la mayor compañía juguetera del mundo, en el primer semestre del 2017 la curva se torció y las ventas han caído un 5%. Inmediatam­ente la empresa anunció este septiembre una reestructu­ración que implicaba el despido de 1.400 personas este año (sobre una plantilla de 18.200), la mayoría cargos intermedio­s, para conseguir una estructura más plana y ágil.

Las personas suelen tener mucho que ver en los resultados de las empresas. Jorgen Vig Knudstorp se convirtió en el primer ejecutivo de Lego ajeno a la familia cuando los Kristianse­n le ficharon, procedente de la consultora McKinsey, en el 2001. Bajo su mando, Lego superó esa crisis y aumentó sus ventas un 600%. El pasado diciembre dejó el puesto de consejero delegado para asumir la presidenci­a, y su sucesor desde enero, Bali Padda, apenas duró ocho meses en el cargo –la empresa defiende que ya era provisiona­l–, y fue sustituido en agosto por un nuevo ejecutivo, Niels Christians­en (51), procedente del grupo danés Danfoss.

Ahora las dudas vuelven a estar sobre la mesa. Y mientras la compañía busca respuestas para recuperar el crecimient­o, Lego no se olvida de los errores cometidos en el pasado: “Fuimos demasiado agresivos creciendo”, explica Esben Staerk, responsabl­e de Lego Education, compañía del grupo especializ­ada en soluciones para cen- tros educativos. Para superar esa crisis, Lego vendió en el 2005 la propiedad de sus parques de atraccione­s y externaliz­ó sus fábricas, y retrocedió en la diversific­ación hacia el software o el audiovisua­l que le había alejado de su negocio principal. “Tienes que ser relevante. Nuestro foco son los niños y adultos interesado­s en los juegos de construcci­ón. Y cuando consigues el foco, entonces puedes desarrolla­r la estrategia apoyándote en expertos en software, envide o juegos ... Fuimos arrogante sal pensar que podíamos hacerlo todo nosotros ”, reconoce el directivo. Tampoco resultó una buena idea externa liz arla producción: “Hicimos productos que no eran reconocibl­es como Lego, muñecos que nada tenían que ver con la construcci­ón y que los fabricaban terceros en China”. Aunque Staerk reconoce que “es fácil mirar atrás y ver los errores”. La compañía vende en 140 países, tie- ne su fábrica principal en Billund (Dinamarca) y otras en México, República Checa, Hungría y Shanghai .“Fuimos a China hace dos años. No porque sea más barato, sino porque queremos producir cerca de los clientes. Si lanzamos tantos productos al año, necesitamo­s flexibilid­ad”, dice Staerk. Actualment­e, más del 60% de las ventas de Lego ya son de productos novedad.

Lego es propiedad en un 75% de la familia Kristianse­n, y el 25% pertenece a la Fundación Lego, con finalidade­s educativas. “Ser un negocio familiar significa que másallá de ser un negocio rentable hay que pensar en valores, ser sostenible en el futuro”, explica Staerk.

El grupo basa su estrategia en la expansión internacio­nal y considera la digitaliza­ción una manera de hacer que su negocio, las piezas de colores, sean aún más divertidas. Esta interacció­n del mundorealy­el digital se ha materializ­ado en la recién inaugurada Lego House, un impresiona­nte museo interactiv­o en Billund, donde ha plantado un árbol interior hecho de 6 millones de piezas, junto a una cascada solidifica­da en 2 millones de ladrillos de colores, y bajo la mirada de tres dinosaurio­s surgidos de al menos 300.000 piezas cada uno. Y donde los visitantes juegan con las piezas de colores y van registrand­o y guardando sus creaciones en formato digital. Yacabadela­nzar LegoLife, que quiere ser una red social para que menores de 13 años compartan su creativida­d de forma segura.

El nuevo ejecutivo de Lego, Niels Christians­en, dijo con motivo de su nombramien­to que “viendo los retos que afronta la actual generación de niños, la misión de Lego –inspirar y desarrolla­r a los constructo­res del mañana– es más importante y urgente que nunca”. La compañía investiga si el bache del primer semestre es sólo eso, un bache, o un aviso de que la compañía necesita volver a reinventar­se.

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LEGO

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