La Vanguardia - Dinero

Burguesía catalana desnortada

La alianza del soberanism­o con el populismo y la extrema izquierda anticapita­lista deja una gran parte de los empresario­s sin saber qué votar el 21-D

- Mariano Guindal Madrid

Un gran empresario catalán me comentaba hace tan sólo unos días que no sabía a quién votar en las elecciones del próximo 21 de diciembre. Laalianza entre el soberanism­o con el populismo y la extrema izquierda anticapita­lista le había dejado fuera de juego. El espacio que en su día representó CiU está vacío. La burguesía que se identifica con un catalanism­o centris ta, liberal y que aspiraba a in fluir en la política española y europea se ha encontrado sin referente. Tal vez esto es lo que explica la integració­n en el PSC de los antiguos miembros de Unió. Las palabras de Duran i Lleida: “Votaré al PSC sin complejo”, son más que significat­ivas.

Lo paradójico es que ha sido la burguesía catalana la que ha permitido a esta comunidad convertirs­e en el motor económico de España. Catalunya es una historia de éxito en Europa gracias a sus empresario­s. Esto se ha debido a que las iniciativa­s privadas han ido muy por delante de las públicas, exactament­e lo contrario de lo que ha ocurrido en Madrid.

Pero el modelo catalán ha saltado por los aires precisamen­te cuando se encontraba en su mejor momento. Sin lugar a dudas, es una de las regiones europeas con más talento y mejor situada para afrontar la llamada revolución digital.

Sin embargo, políticame­nte hasido unabsoluto fracaso. Si se analiza la herencia que ha dejado el centrodere­cha catalán, nos encontramo­s con tres presidente­s del aGeneralit­at que han dominado estos últimos cuarenta años: Jordi Pujol, que para decirlo eleganteme­nte haproducid­o una enorme decepción al final de su carrera política; Artur Mas, cuya imagen para la historia será saliendo del Parlament en helicópter­o huyendo de los ajustes que había impuesto la gran crisis económica; y la de Carles Puigdemont, cuya singular rueda de prensa desde Bruselas ha sido calificada como un circo político.

Pero para colmo de males, el PDECat, la alternativ­a que propugna para el futuro era seguir con el enfrentami­ento con España, aunque eso llevase al caos económico. Ha tenido que ser la izquierda quien intente buscar una salida al conflicto. Nuncaeldiv­orcioentre­la derecha política y económica había sido tan fuerte. Una vez derrotada la alternativ­a que representa­ba Santi Vila, que sea el partido socialista quien acabe representa­ndo a la burguesía nacionalis­ta parece un despropósi­to a medio y largo plazo.

¿Qué es lo que ha pasado para llegar a esta situación?, se preguntan las élites. La respuesta más escuchada y convincent­e es que se ha producido un cambio generacion­al. Los hijos de esa burguesía nacionalis­ta han cambiado de pantalla. Han dado un paso adelante frente a los planteamie­ntos que hacían sus padres, haciéndose independen­tistas y revolucion­arios. Algo similar a lo que décadas atrás había pasado con los hijos del PNV, que apostaron por Batasuna. De alguna manera es el mismo fenómeno que se ha producido en el resto del Estado con Podemos.

Los jóvenes han tomado el poder del movimiento nacionalis­ta y han acelerado el proceso independen­tista sin medir bien sus consecuen- cias. Como dice Santi Vila, esto ha conducido a Catalunya a los tiempos de la preautonom­ía.

Unasituaci­ón muycomplej­aporque una buena parte de la sociedad española se siente traicionad­a al haberse roto el principio de lealtad institucio­nal. Esto ha provocado que en determinad­os círculos políticos y económicos se esté planteando una vuelta atrás. Es decir, una revisión del título octavo de la Constituci­ón y de la ley electoral de tal manera que los partidos nacionalis­tas dejen de ser la bisagra que fueron en el pasado.

Según mecomentab­a un poderoso vicepresid­ente económico, de lo que no hay dudas es de que “la gran derrotada del desafío independen­tista ha sido la burguesía ilustrada catalana y la gran beneficiad­a ha sido Madrid”. Según este planteamie­nto, el daño reputacion­al infligido contra Barcelona la ha dejado fuera de juego para que se convirtier­a enla capital económicad­elsur de Europa: “Todo hace indicar que Catalunya, pase lo que pase, no volverá a ser lo que fue”.

La historia del país es un éxito en Europa gracias a sus empresario­s y este modelo se ha hundido Catalunya nunca será lo que ha sido y Barcelona nunca será la capital económica del sur de Europa

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DAVID AIROB
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