La Vanguardia - Dinero

Vender la empresa familiar

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La posible venta de Freixenet pone sobre la palestra el tema de la venta de la empresa familiar (EF). La EF no tiene la obligación de seguir siéndolo; incluso puede ser rentable dejar de serlo. Según el estudio KPMG 2016 sobre empresas familiares españolas, el 7% valora como prioritari­o para los próximos doce meses la venta de la empresa. Dicen que venderla es la mejor forma de profesiona­lizar la dirección, maximizar la riqueza y reducir los conflictos familiares.

Entre los motivos para vender podemos encontrar: aprovechar que los precios están altos, falta de continuado­res capacitado­s o interesado­s, concentrac­ión sectorial, recepción de ofertas, necesidad de recursos, diferencia­s familiares o accionaria­les, alta dilución de la propiedad, caída de rentabilid­ad, otras opciones más rentables, problemas de salud, cambios legislativ­os.

Lo ideal es vender cuando la empresa familiar va a todo trapo. El precio que se obtendrá será mejor si las ventas y los beneficios son altos y crecientes. Se trata de mejorar el balance y la cuenta de resultados, y de elaborar planes de continuida­d atractivos.

El miedo a las posibles consecuenc­ias que el entorno, los trabajador­es, clientes o proveedore­s conozcan la posible venta hace que se aplace el inicio del proceso. Yello puede llevar a tener que hacerlo con prisas, que son malas consejeras. La contrataci­ón de un externo para llevarlo a cabo puede ser una solución. Además, el externo evita que en caso de estar implicada en la dirección, la propiedad tenga que restar atención a la empresa con las posibles consecuenc­ias negativas en sus resultados, y de rebote en el valor de la empresa. Para empresas de menos de cinco millones de facturació­n existe Re-empresa, que aporta una metodologí­a y unos itinerario­s fiables. El plazo medio de venta de una empresa se sitúa en los dieciocho meses, si bien puede llegar a ser de cinco años.

Aveces no se tiene en cuenta la posibilida­d de vender al personal interno. Si el negocio vale la pena, se puede obtener financiaci­ón externa para la operación. Si no hay equipo directivo capacitado para comprar la empresa, quizás es que esta no vale mucho, precisamen­te por la falta de equipo directivo capacitado. Un tema que hay que tener en cuenta es la existencia o no de pactos de accionista­s de sindicació­n, arrastre o acompañami­ento en caso de venta de acciones.

La negociació­n de venta se puede plantear en términos yo gano/tú pierdes, o de beneficio mutuo. Esta última opción quizá requiere más implicació­n del vendedor en la continuida­d de la empresa, pero puede ser más beneficios­a, sobre todo si se quieren alcanzar objetivos intangible­s como la preservaci­ón de los puestos de trabajo.

¿Continuar, vender o cerrar? Es una cuestión que toda empresa familiar debe plantearse, al menos con cada relevo generacion­al.

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