‘Road tech’, ¿la movilidad del futuro?
Actualmente, 1.000 millones de vehículos circulan en las carreteras mundiales, lo que repercute negativamente en el cambio climático y en la salud de las personas
Ya estamos habituados a oír hablar de coches conectados, autónomos y eléctricos, y es que, desde hace ya unos años, la industria automovilística está trabajando en el perfeccionamiento de sus vehículos y componentes. Además de mejorar la seguridad, los vehículos autónomos disputarán un papel clave en el diseño de las nuevas carreteras. Sin embargo, el gran reto se plantea ahora de la mano de las propias infraestructuras de carretera y cómo la innovación puede dirigir el tráfico a su máximo potencial y conseguir una movilidad más sostenible, sana y eficiente. Hoy en día, aún existen muchos obstáculos que superar.
Las nuevas tecnologías de carreteras tienen el potencial de dibujar infraestructuras inteligentes y transformar la movilidad con el reto de mejorar la productividad, liberar las vías de un tráfico cada día en más aumento y reducir la contaminación atmosférica y los accidentes. Existen dos líneas de acción. En primer lugar, precisamente, esas infraestructuras inteligentes que facilitarían el uso de automóviles autónomos. Éstas son imprescindibles y prometen reducir la incidencia de los accidentes en la carretera en un 90%. En segundo lugar, la ingeniería inteligente que ayudará a convertir infraestructuras pasivas en activos dinámicos como las “carreteras solares”.
Por otro lado, el big data y la economía colaborativa están facilitando la “movilidad como servicio- MaasS-“. Un ejemplo: las apps de movilidad planifican rutas personalizadas tanto en transporte público como privado. Ymuchos expertos coinciden en plantear este servicio como un gran adelanto en el sector público que permitiría mejorar la eficiencia del sector del transporte, reduciendo la congestión de las carreteras o reducir aún más las emisiones. La MaasS estrecha el vínculo entre oferta y demanda, por lo que personas (o mercancías) podrán viajar de forma más rápida, limpia y económica.
El road tech – la tecnología de carreteras– se presenta como la plataforma de futuro de la movilidad, al redibujar la infraestructura viaria con el objetivo de incluir componentes digitales, redes y sensores inalámbricos, así como la tecnología de carga de vehículos eléctricos. En todo ello, hay actores claves como los gobiernos y la opinión pública, que deben consensuar cómo se conectarán en el futuro vehículos con carreteras y vías. Yel debate gira alrededor de numerosas variables; tanto es así que incluso la superficie de las carreteras es objeto de innovaciones considerables. Varias tecnologías ya prometen convertirlas en algo más productivo, analizando, por ejemplo, el uso de mate- riales alternativos para reducir el impacto medioambiental de la construcción de estas vías. La sociedad vive un momento lleno de retos, en el que los países menos desarrollados deberán apostar por incluir la tecnología en su futuro; y en el que las sociedades desarrolladas deberán buscar nuevos enfoques para las infraestructuras ya existentes, que quedarán obsoletas en este nuevo escenario.
Un informe elaborado por Economist Intelligence Unit, a petición de Abertis, examina el papel de la tecnología y la ingeniería inteligente a la hora de abordar los problemas derivados del incremento del tráfico. El estudio –“Road tech: Afrontando los retos del crecimiento del tráfico”– identifica cinco factores clave para crear un entorno que conduzca a una mayor y más rápida adopción de la tecnología de carreteras: políticas y marco regulatorio, financiación, colaboración, experimentación y opinión publica. Varios expertos han trabajado con el fin de buscar soluciones a las pérdidas de productividad, el aumento de los accidentes de tráfico, las consecuencias negativas para la salud o el incremento de la contaminación atmosférica que significa el aumento sin límite del número de vehículos que circulan por las carreteras de todo el mundo.
Hay que destacar el papel de la administración pública, responsable de tomar la iniciativa necesaria para financiar estas nuevas tecnologías de carreteras en sus fases iniciales. También es importante establecer un marco regulatorio que delimite, entre otras, las pautas para las estaciones de recarga, que implemente normas para la disciplina de los carriles dinámicos, o que decida la longitud máxima de los pelotones de camiones autónomos. No se debe olvidar que la infraestructura vial es un bien público que debe facilitar tanto el movimiento de las personas como el desarrollo económico.
Los jóvenes de hoy en día tienen menos interés que sus predecesores en poseer; eso influye en la industria automovilística. Para muchos, la movilidad es vista ya como un servicio y en él ha entrado en escena, por ejemplo, la economía colaborativa. Esto es especialmente atractivo para los jóvenes, quienes en su mayoría no cuentan con un vehículo propio, viven atrapados en las pantallas de sus teléfonos inteligentes y operan según su presupuesto.
Pero la sociedad actualmente plantea sus dudas sobre los vehículos sin conductor, sobre el uso que harán empresas y gobiernos de los datos extraídos de sus coches, smartphones, rutas… Se necesita, poco a poco, cambiar dicha percepción, ya que la opinión pública tiene, en última instancia, el poder de hacer que toda esta tecnología e infraestructuras inteligentes, sean viables y exitosas.
De todas maneras, tal y como expresa Francisco Reynés, vicepresidente y consejero delegado de Abertis, “a menos que la innovación en las infraestructuras de carreteras evolucione al mismo ritmo que los avances en la tecnología automovilística, el crecimiento del tráfico continuará siendo un problema, y el potencial real de estas tecnologías no podrá materializarse”. Así pues, se plantea un escenario lleno de retos y una gran oportunidad de encaminar las infraestructuras y el sector hacia una fructífera dirección para toda la sociedad. Los próximos 5-10 años serán determinantes para determinar el futuro de las carreteras de todo el mundo. Entre otros aspectos, será esencial exigir sistemas de seguridad y ampliar la legislación en materia de protección y privacidad de dato, o fomentar la colaboración entre sectores públicos y privado. Se presenta la oportunidad real de crear un mejor mundo para las generaciones futuras.
Los próximos cinco o diez años serán clave para determinar el futuro de las carreteras en el mundo Las infraestructuras inteligentes prometen reducir la incidencia de los accidentes en la carretera en un 90%