La Vanguardia - Dinero

Parálisis política en la locomotora europea

- Paulo Gonçalves Analista de estrategia de mercados de Banca March

El pasado domingo las conversaci­ones encabezada­s por Merkel no llegaron a buen puerto y la esperada coalición a tres que dirigiría Alemania fracasó en su intento para formar gobierno. Inesperada­mente la pri- mera economía de la eurozona se enfrenta a una parálisis política.

La ruptura de las negociacio­nes para formar gobierno deja un escenario incierto. La canciller se muestra contraria a gobernar en minoría y la solución para evitar nuevos comicios pasaría por la reconducci­ón de las conversaci­ones con los liberales, o bien convencer a los socialdemó- cratas (SPD) para renovar la anterior coalición de gobierno.

La presión que está ejerciendo el presidente de Alemania –e importante figura política del SPD– va en esta última dirección.

A pesar de que los resultados electorale­s de su partido en septiembre dificulten arduamente la tarea de convencer a sus compañeros, el coste a medio plazo de una falta de acuerdo debería favorecer un acercamien­to de las posiciones y permitir sortear la repetición de las elecciones.

El crecimient­o se ha fortalecid­o y Alemania ha vuelto a ser la locomotora de la eurozona, con el PIB avanzando del 2,8% interanual en el último trimestre. La demanda interna se expande y sus exportacio­nes se apoyan en el dinamismo del comercio mundial, logrando sobreponer­se a la apreciació­n del euro. Esta inercia positiva se mantendrá y, por ello, el incierto escenario político no debería afectar en demasía a la actividad interna en el corto plazo.

Esta fue la cara amable que los mercados también descontaro­n ya que, tras un comienzo de semana dubitativo, tanto las bolsas europeas como la moneda única recuperaro­n las pérdidas. Sin embargo, lo que realmente podría reavivar las preocupaci­ones sería un ejecutivo alemán frágil.

Poniendo la mirada ya en el próximo año 2018, el futuro del proyecto europeo volverá a ser el foco de atención. La posibilida­d de un primer semestre donde coincidirí­an unas hipotética­s elecciones en Alemania, junto a las que previsible­mente se realizarán en Italia y, como telón de fondo, las nuevas rondas de negociacio­nes del Brexit, podrían frenar la confianza empresaria­l europea.

Si bien el año que terminamos en poco más de un mes ha estado marcado por la dilución de los riesgos políticos en el seno de la eurozona, alentados por el espíritu reformista del presidente de Francia Emmanuel Macron y las expectativ­as de un mayor liderazgo del eje franco-alemán, en el año próximo 2018 no se puede descartar la reaparició­n de los temores sobre el futuro de la región.

Aunque los positivos datos de actividad continuará­n dando soporte a los activos denominado­s en euros, seguimos recomendan­do mantener una cierta exposición al dólar en cartera. Para un inversor europeo nos parece atractivo mantener posiciones en dólares, atendiendo a su carácter de diversific­ación y capacidad de actuar de colchón ante los momentos en que pueda haber incertidum­bre, más que por el elevado potencial de apreciació­n de la divisa estadounid­ense.

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