Parálisis política en la locomotora europea
El pasado domingo las conversaciones encabezadas por Merkel no llegaron a buen puerto y la esperada coalición a tres que dirigiría Alemania fracasó en su intento para formar gobierno. Inesperadamente la pri- mera economía de la eurozona se enfrenta a una parálisis política.
La ruptura de las negociaciones para formar gobierno deja un escenario incierto. La canciller se muestra contraria a gobernar en minoría y la solución para evitar nuevos comicios pasaría por la reconducción de las conversaciones con los liberales, o bien convencer a los socialdemó- cratas (SPD) para renovar la anterior coalición de gobierno.
La presión que está ejerciendo el presidente de Alemania –e importante figura política del SPD– va en esta última dirección.
A pesar de que los resultados electorales de su partido en septiembre dificulten arduamente la tarea de convencer a sus compañeros, el coste a medio plazo de una falta de acuerdo debería favorecer un acercamiento de las posiciones y permitir sortear la repetición de las elecciones.
El crecimiento se ha fortalecido y Alemania ha vuelto a ser la locomotora de la eurozona, con el PIB avanzando del 2,8% interanual en el último trimestre. La demanda interna se expande y sus exportaciones se apoyan en el dinamismo del comercio mundial, logrando sobreponerse a la apreciación del euro. Esta inercia positiva se mantendrá y, por ello, el incierto escenario político no debería afectar en demasía a la actividad interna en el corto plazo.
Esta fue la cara amable que los mercados también descontaron ya que, tras un comienzo de semana dubitativo, tanto las bolsas europeas como la moneda única recuperaron las pérdidas. Sin embargo, lo que realmente podría reavivar las preocupaciones sería un ejecutivo alemán frágil.
Poniendo la mirada ya en el próximo año 2018, el futuro del proyecto europeo volverá a ser el foco de atención. La posibilidad de un primer semestre donde coincidirían unas hipotéticas elecciones en Alemania, junto a las que previsiblemente se realizarán en Italia y, como telón de fondo, las nuevas rondas de negociaciones del Brexit, podrían frenar la confianza empresarial europea.
Si bien el año que terminamos en poco más de un mes ha estado marcado por la dilución de los riesgos políticos en el seno de la eurozona, alentados por el espíritu reformista del presidente de Francia Emmanuel Macron y las expectativas de un mayor liderazgo del eje franco-alemán, en el año próximo 2018 no se puede descartar la reaparición de los temores sobre el futuro de la región.
Aunque los positivos datos de actividad continuarán dando soporte a los activos denominados en euros, seguimos recomendando mantener una cierta exposición al dólar en cartera. Para un inversor europeo nos parece atractivo mantener posiciones en dólares, atendiendo a su carácter de diversificación y capacidad de actuar de colchón ante los momentos en que pueda haber incertidumbre, más que por el elevado potencial de apreciación de la divisa estadounidense.