Algo no cuadra
A la vista de los datos y previsiones macroeconómicas a nivel global, la crisis económica se da por superada. El crecimiento mundial, generalizado y sincronizado, superará el 3,5% este y el próximo ejercicio. La expansión económica se produce tanto en las economías desarrolladas como en los países emergentes. Apenas seis países, con situaciones propias extraordinarias (Puerto Rico, Venezuela, Azerbaiyán, Irak, Kuwait, República del Congo), de los 195 monitorizados por el FMI, estarán en recesión el próximo año. La inflación sigue sin hacer acto de presencia. Los temores deflaciones también han desaparecido.
El mayor crecimiento económico se traduce en un aumento de los beneficios empresariales, que el caso de las empresas cotizadas a nivel global superan el 12%. Las bolsas siguen apoyadas por la evolución del ciclo económico global y por la expectativa de un mantenimiento de los bajos de tipos de interés actuales.
No se podría entender la situación de los tipos de interés sin la intervención de los bancos centrales, tanto a través de la fijación de los tipos de interés a corto plazo, como a través de la compra de bonos en el mercado “distorsionando” los tipos a largo plazo.
Si el crecimiento fuera tan sólido como muestran las cifras macroeconómicas, los tipos de interés no estarían en los niveles actuales. La Eurozona crece a la mayor tasa de los últimos diez años, en torno al 2,5%. Los indicadores de confianza empresarial (PMI) están en máximos anticipando un mantenimiento de la expansión económica. Aun así, el BCE mantiene los tipos en negativo. Algo no cuadra. Evidentemente el dopaje de los tipos artificialmente bajos ayuda al crecimiento económico, pero sólo de forma temporal.