Mito renacido
fleja con elegancia y modernidad el espíritu original de su antepasado. La luneta trasera tendida con idéntico formato, los flancos de las puertas, las alas esculpidas, el emblema lateral, los cuatro faros (dos auxiliares), el capó en forma de V y la zaga baja con pilotos horizontales forman parte de la herencia estética del nuevo A110. Sus nuevas dimensiones son ahora de 4,18 mde longitud, 1,80 de ancho y 1,25 de alto.
En el interior, reivindica su origen francés con materiales de alta calidad percibida cuidadosamente seleccionados y presentados: aluminio, carbono, cuero, alcantara... “lo que ves es lo que es”, dicen sus responsables. Pero además de respetar los códigos estéticos, el nuevo A110 ha sido sobre todo escrupulosamente fiel a las exigencias originales de la marca: agilidad, ligereza y eficacia para el puro placer de conducción.
Devorador de curvas
Para ello, los ingenieros galos decidieron optar por una estructura ligera (96% aluminio) de masa compacta y una configuración de motor central trasero, con un centro de gravedad muy bajo –el punto central del vehículo es el conductor– con un peso total extremadamente bajo (sólo 1.080 kilos sin opciones o 1.103 en el Première Édition, más equipado) que otorga un reparto del 44% en el eje delantero y del 56% en el trasero.
El motor que equipa es un cuatro cilindros turbo de 1.8 litros y 252 CV de potencia a 6.000 rpm con 320 Nm de par asociado a un cambio automático DCT de doble embrague y 7 velocidades como única opción de transmisión.
El selector de modos de conducción ofrece tres posiciones: Normal, Sport y Track. En cada una de ellas cambia el sonido del escape, la gestión del motor, la respuesta del cambio y el tacto de la dirección. Además de subir de vueltas más rápido en modo circuito, la caja pasa a manual –a través de las levas fijas tras el volante– y los cambios de marcha son más bruscos y violentos.
En esta posición, muestra su cara más radical y toda su fiereza, con un bramido mecánico que impone y constantes detonaciones de escape al soltar gas. Su manejo en curvas cerradas es sencillamente adictivo gracias a su excepcional relación peso-potencia en combinación con la propulsión trasera y unos amortiguadores con dobles triángulos delante y detrás que dan como resultado unas sensaciones de conducción únicas en el mercado actual.
Sólo 30 afortunados lo disfrutarán en España en su versión Première Édition (61.500 euros) pero a lo largo del 2018 llegarán nuevas versiones a la gama –el Pure, más deportivo y depurado, y el Legend, más cómodo y acogedor– con un rango de precios que oscilará entre los 57.000 y los 63.000 euros.