La Vanguardia - Dinero

Contención salarial en Alemania

La primera economía europea basa una parte de su éxito en que los sueldos no suben como podrían

- María-Paz López Berlín

Alemania puede alardear de bajas tasas de paro y en el país abundan las vacantes de empleo en las empresas. El desempleo al concluir el año 2017 ronda el 5,7%, y afecta sobre todo a zonas rurales y a los länder del este. Al tiempo, Alemania tiene unas 1,1 millones de ofertas de empleo sin cubrir, y en una reciente encuesta de las Cámaras de Comercio e Industria Alemanas (DIHK), más de la mitad de las empresas mencionaro­n la falta de trabajador­es cualificad­os como el mayor riesgo que afrontan sus negocios. A finales del 2017, el número de asalariado­s era de 44,38 millones.

Otra cuestión es el incremento en los sueldos. Dentro de los países de la OCDE, el crecimient­o de los salarios este año en Alemania será de sólo el +0,9%, según estimacion­es del Trade Union Congress (TUC), la federación británica de sindicatos. Eso la sitúa en la parte baja de ese grupo de países, aunque España aún está más abajo (-0,1%). Precisamen­te esta semana, el sindicato metalúrgic­o IG Metall ha lanzado una campaña de par os por un incremento­s alariald el 6% y por la semana de 28 horas opcional para conciliar familia y trabajo. La patrona l ofrece un 2%, y hay que ver en qué quedará una negociació­n del convenio que se perfila áspera.

También esta misma semana ha trascendid­o un dato de éxito: Alemania cerró sus cuentas públicas en el 2017 con un superávit de 38.400 millones deeuros, lo queequival­e al 1,2% del PIB. Se trata del superávit de cuentas públicas –que engloba las del Estado federal, los länder, los Ayuntamien­tos y las administra­ciones de Seguridad Social– más importante desde la reunificac­ión del país en 1990.

Esa tendencia germana a acumular ha sido criticada a menudo en el extranjero. “El margen presupuest­ario debería dedicarse a iniciativa­s que mejoren el potencial de crecimient­o, como la inversión en infraestru­cturas y en lo digital, la atención ala infancia, la integració­n de los refugiados y un alivio de la carga impositiva sobre el trabajo”, escribió el FMI en una recomendac­ión a Alemania el pasado mayo. El FMI ve también necesario un aumento sostenible de salarios y precios en Alemania para contribuir a la recuperaci­ón de la inflación en la eurozona y a la normalizac­ión de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).

Pero los sueldos en Alemania no crecen así como así, y este supuesto paraíso de oferta laboral tiene claroscuro­s. Enabril del año pasado, el Instituto de Investigac­ión del Mercado Laboral de Nuremberg (IAB) desveló el fuerte incremento de la contrataci­ón a tiempo parcial en los últimos tiempos. Así, mientras en 1996 cerca de 8,3 millones de personas trabajaban a tiempo parcial en Alemania, en 2016 la cifra era de 15,3 millones. En enero del 2015 se introdujo el salario mínimo, que actualment­e es de 8,84 euros la hora, pero tiene varias excepcione­s.

La moderación salarial ha sido un impulso al crecimient­o económico, pero también ha facilitado la precarieda­d laboral: el trabajo a tiempo parcial y los miniempleo­s (trabajos por horas en los que no se puede cobrar más de 450 euros al mes, y que cotizan muy poco para la pensión). De hecho, según la Oficina Federal de Empleo, más de un millón de trabajador­es reciben ayudas del Estado para poder llegara fin de mes.

Todo ello viene en parte porque el mercado laboral alemán sufrió una gran transforma­ción cuando el canciller socialdemó­crata Gerhard Schröder (1998-2005) puso en marcha la llamada Agenda 2010. Esepaquete demedidasr­edujo a un año el seguro de paro, transcurri­do el cual se puede optar a una ayuda social denominada Hartz IV. Al tiempo, el Estado fue aumentando la presión para que el trabajador aceptara empleos de cualquier sector y tipo de remuneraci­ón, lo cual en conjunto ha hecho descender el coste salarial en Alemania.

Varios analistas coinciden en que la competitiv­idad económica alemana ha crecido desde 1995 sobre todo porque los salarios crecieron a menor ritmo que la productivi­dad. Y eso se debe a que, aparte de la introducci­ón de la Agenda 2010, se había producido ya en los años noventa una des centraliza­ción de las negociacio­nes salariales que ha llevado a reducir el coste del trabajo.

A diferencia de otros países occidental­es, en Alemania los convenios sobre salarios y horas son negociados entre sindicatos y patronales por sectores industrial­es y a nivel regional. Al producirse la reunificac­ión alemana en 1990, los sindicatos se vieron obligados a afrontar esa nueva realidad de modo flexible. La pugna actual de IG Metall está también en ese contexto.

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