Contención salarial en Alemania
La primera economía europea basa una parte de su éxito en que los sueldos no suben como podrían
Alemania puede alardear de bajas tasas de paro y en el país abundan las vacantes de empleo en las empresas. El desempleo al concluir el año 2017 ronda el 5,7%, y afecta sobre todo a zonas rurales y a los länder del este. Al tiempo, Alemania tiene unas 1,1 millones de ofertas de empleo sin cubrir, y en una reciente encuesta de las Cámaras de Comercio e Industria Alemanas (DIHK), más de la mitad de las empresas mencionaron la falta de trabajadores cualificados como el mayor riesgo que afrontan sus negocios. A finales del 2017, el número de asalariados era de 44,38 millones.
Otra cuestión es el incremento en los sueldos. Dentro de los países de la OCDE, el crecimiento de los salarios este año en Alemania será de sólo el +0,9%, según estimaciones del Trade Union Congress (TUC), la federación británica de sindicatos. Eso la sitúa en la parte baja de ese grupo de países, aunque España aún está más abajo (-0,1%). Precisamente esta semana, el sindicato metalúrgico IG Metall ha lanzado una campaña de par os por un incrementos alariald el 6% y por la semana de 28 horas opcional para conciliar familia y trabajo. La patrona l ofrece un 2%, y hay que ver en qué quedará una negociación del convenio que se perfila áspera.
También esta misma semana ha trascendido un dato de éxito: Alemania cerró sus cuentas públicas en el 2017 con un superávit de 38.400 millones deeuros, lo queequivale al 1,2% del PIB. Se trata del superávit de cuentas públicas –que engloba las del Estado federal, los länder, los Ayuntamientos y las administraciones de Seguridad Social– más importante desde la reunificación del país en 1990.
Esa tendencia germana a acumular ha sido criticada a menudo en el extranjero. “El margen presupuestario debería dedicarse a iniciativas que mejoren el potencial de crecimiento, como la inversión en infraestructuras y en lo digital, la atención ala infancia, la integración de los refugiados y un alivio de la carga impositiva sobre el trabajo”, escribió el FMI en una recomendación a Alemania el pasado mayo. El FMI ve también necesario un aumento sostenible de salarios y precios en Alemania para contribuir a la recuperación de la inflación en la eurozona y a la normalización de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).
Pero los sueldos en Alemania no crecen así como así, y este supuesto paraíso de oferta laboral tiene claroscuros. Enabril del año pasado, el Instituto de Investigación del Mercado Laboral de Nuremberg (IAB) desveló el fuerte incremento de la contratación a tiempo parcial en los últimos tiempos. Así, mientras en 1996 cerca de 8,3 millones de personas trabajaban a tiempo parcial en Alemania, en 2016 la cifra era de 15,3 millones. En enero del 2015 se introdujo el salario mínimo, que actualmente es de 8,84 euros la hora, pero tiene varias excepciones.
La moderación salarial ha sido un impulso al crecimiento económico, pero también ha facilitado la precariedad laboral: el trabajo a tiempo parcial y los miniempleos (trabajos por horas en los que no se puede cobrar más de 450 euros al mes, y que cotizan muy poco para la pensión). De hecho, según la Oficina Federal de Empleo, más de un millón de trabajadores reciben ayudas del Estado para poder llegara fin de mes.
Todo ello viene en parte porque el mercado laboral alemán sufrió una gran transformación cuando el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder (1998-2005) puso en marcha la llamada Agenda 2010. Esepaquete demedidasredujo a un año el seguro de paro, transcurrido el cual se puede optar a una ayuda social denominada Hartz IV. Al tiempo, el Estado fue aumentando la presión para que el trabajador aceptara empleos de cualquier sector y tipo de remuneración, lo cual en conjunto ha hecho descender el coste salarial en Alemania.
Varios analistas coinciden en que la competitividad económica alemana ha crecido desde 1995 sobre todo porque los salarios crecieron a menor ritmo que la productividad. Y eso se debe a que, aparte de la introducción de la Agenda 2010, se había producido ya en los años noventa una des centralización de las negociaciones salariales que ha llevado a reducir el coste del trabajo.
A diferencia de otros países occidentales, en Alemania los convenios sobre salarios y horas son negociados entre sindicatos y patronales por sectores industriales y a nivel regional. Al producirse la reunificación alemana en 1990, los sindicatos se vieron obligados a afrontar esa nueva realidad de modo flexible. La pugna actual de IG Metall está también en ese contexto.