La adquisición de estas emisiones ecológicas, cerca del billón de euros
Los fabricantes de bebidas apuestan por los productos light y se rebelan contra el impuesto en Catalunya
En la década que va del 2005 al 2015, los fabricantes de bebidas refrescantes en España han reducido enun26% la cantidad deazúcarque utilizan en sus productos. “El 30% de los refrescos que se consumen ya son productos light o sin calorías”, explica John Rigau, presidente de Anfabra. La patronal, creada en 1977, agrupa ahora a 21 empresas del sector, que representan el 95% del mercado y que facturan 4.600 millones de euros en el 2017.
Hace años que las tendencias de hábitos y alimentación sana han declarado la guerra al azúcar. La industria de los refrescos, igual que otros segmentos de la alimentación, destina grandes esfuerzos a investigar y comunicar su preocupación por la salud .“Somos un sector de innovación, estamos preocupados por la sostenibilidad, la salud y el medio ambiente”, apunta Rigau. “Los productos light y sin azúcar son la categoría que más crece, un 4% anual”.
Sin embargo, la obsesión de esta industria es también su compromiso con el sabor. “Hay mucha investigación en I+D. Pero el consumidor es fiel a los sabores, y es difícil cambiarlo. Somos pioneros en lanzar productos bajos en calorías y bajos en azúcar. Estamos permanentemente escuchando al consumidor, que es quien manda ”.
El presidente de la patronal Anfabra explica que los refrescos “son un producto universal, presente en todas las edades y clases sociales, y parece difícil imaginar un mundo sin bebidas refrescantes. Hay quien intenta demonizar al sector. Pero un impuesto sobre el azúcar no resuelve la obesidad ni provoca cambios de consumo”. Esta es la gran preocupación del momento: los fabricantes de refrescos se rebelan contra el impuesto a las bebidas azucaradas que entró en vigor en Catalunya el 1 dejunio del 2017. “No tiene ninguna base científica, perjudica al consumidor ya las empresas catalanas”, dice Rigau. “El consumidor está pagando un 20% más en Catalunya que en el resto de España. Toda la cadena alimentaria está en contra de este impuesto”. La Fiab, a la que pertenece Anfabra, tiene presentado un recurso contencioso contra el reglamento del impuesto. “Creemos que el consumidor, que es muy inteligente, sabe que es difícil que un producto que representa el 2% de las calorías que consume sea el culpable de la obesidad o la diabetes. Los refrescos sólo son el 2% de la ingesta de calorías”, añade Rigau.
La preocupación por la salud existe en todo el mundo, y otros países han intentado la vía del impuestos al azúcar. La industria europea no es ajena a esta polémica. Francia y Portugal tienen un impuesto las bebidas azucaradas, Dinamarca lo tenía y lo suprimió en enero del 2014, y en el Reino Unido entra en vigor este 2018, pero las empresas han tenido varios años para reformular sus productos. En España, el ministro Montoro planteó a finales del 2016 la posibilidad de este gravamen, pero no prosperó.
En cambio, en Catalunya el impuesto sobre las bebidas azucaradas entró en vigor en mayo del 2017 y se empezó a recaudar en julio (gravaba las bebidas con entre 5 y 8 gramos de azúcar por cada 100 ml con 8 céntimos, y las que tienen más de 8 gramos, con 12 céntimos). En septiembre, la cadena agroalimentaria en pleno (todas las asociaciones del sector, desde agricultores hasta las organizaciones de la industria, FIAB, Aecoc o Anged) solicitó al Gobierno que presentara un recurso de inconstitucionalidad contra el impuesto, que está en estudio. Posteriormente, en noviembre presentaron unrecurso contencioso administrativo.
En paralelo, Anfabra apoya la iniciativa del Ministerio de Sanidad de un plan de Colaboración para la Mejora de la Composición de Alimentos y Bebidas en España 20172020, que prevé la reducción en un periodo de tres años del 10% del azúcar, la sal y las grasas de los productos de la cesta de la compra.