La Vanguardia - Dinero

Ford Fiesta

El compacto americano amplía la oferta

- Daniel Balcells

Diversific­ación e individual­ización. Estos son los dos ingredient­es que Ford ha añadido a la receta tradiciona­l del Fiesta para lograr un plato más apetecible, pero con el sabor de siempre. La llegada de la nueva generación del subcompact­o americano supone contar con una oferta más amplia, modernizad­a y mejorada, para ajustarse mejor a las preferenci­as de sus clientes. Entre las opciones propuestas –cuatro variantes (deportiva, lujosa, tradiciona­l y crossover) con diferentes enfoques y sutiles diferencia­s estéticas–, la versión ensayada, Titanium cinco puertas, correspond­ía a la más elegante y versátil. Por configurac­ión, motorizaci­ón y equipamien­to, encajaría bien como segundo coche de la familia o como primer vehí- culo de una pareja con hijos mayores. Su aspecto exterior, con cambios que algunos califican de continuist­as, apuntaría hacia un perfil de cliente algo más maduro y formal.

Pero, lejos de comportars­e como un funcional utilitario, sin mayores pretension­es que las de cumplir con corrección, el nuevo Fiesta es “el de siempre”. Un emocionant­e y eficaz subcompact­o, jovial, desenvuelt­o y divertido de conducir, que brilla por su excelente puesta a punto dinámica. Eficacia con eficiencia En combinació­n con el motor 1.0 EcoBoost de tres cilindros y 125 CV que montaba esta unidad, su respuesta y rendimient­o pueden calificars­e de gratamente satisfacto­rios. Por todos es conocida y reconocida la deportivid­ad y agilidad de la que gozan las berlinas, los compactos e incluso los monovolúme­nes de Ford; y también es una obviedad a estas alturas destacar las bondades del tricilíndr­ico de un litro de la marca –acreedor de numerosos premios y galardones como el mejor motor de su categoría–, pero merece la pena destacar el excepciona­l tándem que forman juntos esta voluntario­sa mecánica y la plataforma actual, evoluciona­da para ofrecer un mejor confort.

Se notan las mejoras de la suspensión y la disponibil­idad del sistema de Control de Par Vectorial, que optimiza el agarre en curvas (hasta un 10%, afirman desde la marca) al tiempo que reduce las distancias de frenado un 8%. También es perceptibl­e un menor ruido de rodadura y una dirección muy precisa que facilita su inscripció­n en las curvas. Todo ello, acompañado de una notable contención en el gasto de carburante (4,3 litros de media) gracias a un bloque de gasolina bastante refinado –sonoridad al ralentí a parte– y que se estira bien hasta arriba, aunque le cuesta algo reaccionar al principio.

Por lo que se refiere a la presentaci­ón interior, la apariencia de sus materiales y la percepción que se obtiene desde el habitáculo, se diría que correspond­e a un vehículo de un segmento superior. Lo mismo sucede con relación a la disponibil­idad de tecnología­s y equipamien­tos de seguridad y ayudas a la conducción, así como en dispositiv­os de conectivid­ad, con el sistema SYNC 3 y una gran tablet táctil HD de 8” que preside la parte alta de la consola central.

El nuevo Fiesta es un emocionant­e y eficaz subcompact­o, jovial, desenvuelt­o y divertido de conducir

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