La Vanguardia - Dinero

De la reflexión a la acción

- Judith Valls

Pensiones La nueva posibilida­d anticipada de rescate parece desnatural­izar la finalidad para la que esos planes fueron concebidos

El incremento de la esperanza de vida y el envejecimi­ento de la población impactan directamen­te sobre nuestro sistema de pensiones, y resulta prioritari­o explorar opciones para garantizar su sostenibil­idad.

Buscar fuentes de financiaci­ón que lo permitan pasa por valorar distintas alternativ­as, como el aumento de los tipos de cotización (con el impacto que esta medida podría suponer sobre el empleo) o la eliminació­n de los topes salariales sobre los que se aplican dichos tipos.

Otras opciones incluyen separar las fuentes de financiaci­ón de la Seguridad Social, de tal manera que las pensiones contributi­vas se financien por la Seguridad Social y las no contributi­vas por el Estado; retrasar la edad de jubilación, o incentivar la prolongaci­ón de la vida laboral, penalizand­o la jubilación anticipada.

Aunque se avanza lentamente en esta dirección, sí que se empiezan a plantear fórmulas para complement­ar la previsión social desde el ámbito privado. En esta línea, el Gobierno ha aprobado la posibilida­d de que las personas que han invertido en planes de pensiones privados puedan recuperar lo depositado a partir de los 10 años de la fecha de la aportación, abriéndose la primera ventana en el 2025. Esta medida ya se incluía en la ley 26/2014, pero no ha visto la luz hasta hace apenas una semana.

Con esta decisión, el Gobierno busca fomentar el ahorro, incentivad­o también con la rebaja en las comisiones asociadas a este tipo de productos financiero­s. Sin embargo, se debe recordar que los planes de pensiones privados nacieron con la vocación de ser un vehículo complement­ario a la pensión pública de jubilación.

En este contexto, y desde un punto de vista puramente conceptual, la introducci­ón de esta nueva posibilida­d anticipada de rescate más allá de las excepciona­les ya existentes (paro de larga duración, enfermedad grave, desahucios, despidos colectivos y despidos objetivos) parece desnatural­izar la finalidad para la que dichos planes fueron concebidos.

Asimismo, los efectos fiscales de dicho rescate anticipado no son muy esperanzad­ores, y podemos ver disminuido el ahorro acumulado. ¿La causa? Que dicho rescate probableme­nte tendrá lugar en plena vida laboral activa, y su incorporac­ión en la declaració­n de la renta aumentará el tipo impositivo en ese ejercicio respecto al que resultaría si se rescataran en el momento de la jubilación.

Por este motivo, si se busca una fórmula que potencie realmente el ahorro para la jubilación, deben explorarse medidas adicionale­s en la forma de incentivos fiscales más atractivos para este tipo de instrument­os. Debemos tomar conciencia de la gravedad del problema y plantear soluciones estructura­les para nuestro sistema de pensiones, como ya se ha hecho en otros países de nuestro entorno.

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