Algo ha cambiado
Tras las turbulencias de las bolsas en las últimas semanas algo ha cambiado. Es cierto que el crecimiento mundial sigue sólido y los resultados empresariales de las empresas cotizadas recogen ese buen momento de la economía global. Sin embargo, la vuelta de la volatilidad a los mercados financieros pone de manifiesto que el excepcional comportamiento de la bolsa estadounidense, con trece meses consecutivos subiendo y más de 400 sesiones sin una corrección de al menos el 5%, fue un paréntesis en el comportamiento normal de los mercados financieros.
Tras años de políticas monetarias ultraexpansivas, los tipos de interés de la práctica totalidad de la renta fija han alcanzado niveles históricamente bajos (incluso negativos); las primas de riesgo casi han desaparecido y la volatilidad ha quedado adormecida por la ingente liquidez. Ahora, con el inicio de la fase de normalización de las políticas monetarias de los bancos centrales, la volatilidad ha despertado, y los tipos de interés de los bonos soberanos americanos y alemanes comienzan a repuntar.
Las recientes caídas de las bolsas no han ido acompañadas de una búsqueda de activos refugio como el oro, el dólar o los bonos alemanes y estadounidenses. No se ha producido una aversión al riesgo extrema. No obstante, han bastado unas jornadas con fuertes oscilaciones en las cotizaciones, para que afloren algunos riesgos en productos financieros de gran éxito en los últimos años. La pérdida de la práctica totalidad de la inversión en dos productos cotizados en EE.UU. sobre la volatilidad con unos activos superiores a los 3.500 millones de dólares sirve como toque de atención sobre posibles problemas en determinados hedge funds y algún gran banco de inversión. Algo ha cambiado. La volatilidad ha despertado.