Fuga de cerebros (jóvenes)
La pérdida de talento cuesta al país 14.000 millones de euros al año
Es un goteo imparable, creciente y sintomático. Después de veinte años de crecimiento económico raquítico, ante la falta de oportunidades y pese al repunte de los últimos meses, cada vez más italianos deciden hacer la maleta. La mayoría son jóvenes.
De acuerdo con un informe del centro de estudios de la patronal Confindustria, entre el 2008 y el 2015 el 51% de los italianos que abandonaron el país tenían una edad entre los 15 y los 39 años: unas 260.000 personas, la mayor parte de ellas con título de estudios superiores. Alemania, Reino Unido y Francia son los destinos preferidos. Este flujo migratorio tiene para el país un coste considerable: 14.000 millones de euros, sólo para el año 2015, lo que supone un punto en porcentaje del PIB.
Para llegar a estas cifras, la patronal ha calculado cuánto ha costado a las familias y al Estado formar a estas personas. Un dinero que en conjunto llega a los 43.000 millones y que, a efectos prácticos, se pierde si uno se acaba marchando. Y esto sin incluir el beneficio económico que hubiera supuesto para el país que este colectivo se quedara en lugar de intentar la suerte fuera de las fronteras.
La Fondazione Migrantes ha elaborado estimaciones más recientes, esta vez referentes al año 2016. Y no parece que la tendencia haya cambiado. El número de emigrantes ha aumentado un 15,4%, incluso en un año de robusto (para el estándar italiano) crecimiento económico. Una vez más, los que más están dispuestos a marcharse son los jóvenes: unos 48.600 entre los 18 y los 34 años, es decir, cuatro de cada diez. En esta franja de edad, el aumento es estratosférico respecto al año anterior: un 25% más.
No estamos hablando de ciudadanos que huyen de regiones desfavorecidas: la mayoría de las fugas el año pasado tuvo su origen en Lombardia y Veneto, las zonas más ricas y productivas de Italia, que acostumbran a tener los trabajadores con mayor talento y formación, pero que, según estas cifras, no consiguen retenerlos.
Este desequilibrio se ve reflejado en otro dato: hay pocos licenciados universitarios entre los que deciden quedarse en Italia. Según la OCDE, apenas el 18% de los italianos entre 25 y 64 años tiene un título, cuando el promedio en los países de esta organización es el 37%. Y esto dificulta encontrar un empleo.
“La baja tasa de ocupación juvenil es el talón de Aquiles del sistema económico y social italiano”, denuncia el informe de Confindustria. En el 2016, sólo un sexto de los italianos de entre 15 y 24 años tenía un trabajo, en contra del 45,7% de Alemania y el 31,2% de la eurozona.
En la actualidad, hay casi cinco millones de italianos expatriados, una cifra que supera el 8% del total de la población.