La Vanguardia - Dinero

Ladrillo y banca, por goleada

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Los megafondos no piden asiento en los consejos, pero muestran su malestar al equipo directivo

capital riesgo sí que tienen montadas pequeñas oficinas en Madrid o Barcelona para gestionar sus carteras. Ajuicio de Noelle Cajigas, socia del Mercado de Capitales de KPMG en España, “el modo de operar de unos y otros es diferente”. BlackRock, The Vanguard Group o Norges Bank, entre otros, “toman participac­iones financiera­s”. Mientras que los fondos de capital riesgo, cuando entran en el capital de una no cotizada, “nombran al consejo, cambian al equipo gestor y validan o vetan toda la estrategia del plan de negocios”, porque la idea es dar la vuelta a la compañía, incrementa­r su valor y a los cuatro o cinco años desinverti­r.

Las operacione­s van a más. En opinión de Jaime Bergaz, socio de deals dela consultora PwC, “entérminos generales, estamos observando altos niveles de actividad de las entidades de capital privado nacionales como resultado de los fondos tan significat­ivos que levantaron entre los años 2014 y 2017, muchos de ellos con el apoyo del ICO. Noobstante, el perfil de crecimient­o del mercado nacional tras el periodo decontracc­ión durante la crisis está atrayendo a numerosos fondos extranjero­s que buscan en el panorama europeo un equilibrio entre riesgo y rentabilid­ad fácilmente identifica­ble en España”. De la misma opinión es el socio del departamen­to de fiscal de Linklaters, Javier García-Pita, que considera que “España gusta en los mercados a los fondos extranjero­s porque ven potencial decrecimie­nto enlas empresas y seguridad jurídica”.

Estos fondos, inmediatam­ente después de los años 2008 y 2009, optaron por entrar en sectores menos vinculados al ciclo económico, como el sanitario. A medida que la recuperaci­ón económica se va consolidan­do, explica Bergaz, “sectores como la distribuci­ón, el consumo, los productos industrial­es o los servicios han centrado el interés de la comunidad inversora”. Y están tratando de aprovechar el impulso que una fase expansiva imprime a los negocios que operan en esos segmentos. “Enelsector financiero sigue habiendo un enorme interés de distintos fondos oportunist­as interesado­s en el proceso de desapalanc­a miento de activos de los bancos ”, apostilla.

Los megafondos, aunque no piden asientos en los consejos de administra­ción, sí que se relacionan con los máximos ejecutivos en las reuniones con inversores y muestran su opinión sobre la compañía. En ocasiones, si tienen quejas, mandan aun portavoz ala junta para manifestar su malestar.

Para Cajigas, “existe un debate muy candente en cuanto a los fondos de gestión pasiva”. Se trata de fondos como The Vanguard, con equipos ligeros de personal, que siguen al Ibex 35, pero adquiriend­o las principale­s compañías del selectivo. Con menores costes y menores comisiones, su gestión resulta difícil de batir, y están logrando rentabilid­ades altas para sus inversores. Deahí que el apetito inversor defuera se hadisparad­o hacia compañías de cualquier tamaño.

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JUSTIN CHIN
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QILAI SHEN

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