Emociones al volante
Apostar por desarrollar automóviles cargados de sentido común. Esta ha sido la fórmula magistral aplicada por Škoda para protagonizar el extraordinario y constante incremento de ventas que ha caracterizado su trayectoria comercial durante los últimos años. Ahora, tras haber consolidado una privilegiada posición en el mercado mundial gracias a la polivalencia y la calidad de sus productos, la filial checa del Grupo Volkswagen se enfrenta a nuevos y apasionantes retos.
Resulta relativamente frecuente que los fabricantes de coches de gama alta organicen exclusivas pruebas invernales de sus modelos en cualquiera de los múltiples circuitos helados que existen en los países nórdicos. Lo que no suele ser habitual es que una marca de vocación generalista como Škoda se atreva a someter sus vehículos a este tipo de examen, pensado para generar altas dosis de adrenalina mientras se conduce.
El programa de pruebas pone de relieve la tremenda superioridad, en términos motrices, que tiene un coche de tracción integral respecto a una versión que transmita la fuerza del motor sólo a través del eje delantero. Pero lo más interesante del acnto es comprobar la efectividad de los sistemas electrónicos de ayuda al conductor, que sobre firmes helados adquieren mayor incidencia. Si la Škoda actual debería gustar a los amantes del volante, la Škoda que viene, más todavía.