Tobías Martínez
Un ecosistema digital para Europa
Debemos preguntarnos si hay una economía o una sociedad que no sean ya digitales, en la medida en que no hay toma de decisiones que no esté determinada por el volumen de datos y la información a los que accedemos en tiempo real y de modo ubicuo.
El aumento del tráfico de datos –se prevé un incremento del 600% de datos en movilidad en los próximos cinco años, y se estima que en el 2020 estarán conectados más de 50.000 millones de objetos y personas– es una muestra del desafío para las inversiones que deben garantizar una transmisión segura y fiable de todo este flujo. Un estudio reciente de EY incide en el fuerte aumento de la intensidad de capital al que el sector de las telecomunicaciones deberá hacer frente, tanto en los segmentos de conectividad fija como en la móvil. En concreto, en el caso de las tecnologías LTE (4G y 5G), que garantizan la banda ancha móvil, surgen varias dudas: ¿cómo aseguraremos que centenares de miles de accesos simultáneos a contenidos de banda ancha tengan la velocidad y los niveles de latencia (tiempos de respuesta) aceptables sin renunciar a la seguridad, como en el caso de los vehículos con sistemas de conducción autónoma?; ¿aumentaremos la densidad de las redes desplegando tantas como proveedores de acceso a la red de voz y datos existan?; ¿o queremos dirigir nuestros esfuerzos a compartir redes amplias y densas de small cells –celdas pequeñas de cobertura gestionadas por operadores de infraestructuras?
El presidente del GSMA ha subrayado que el modelo de implantación de redes propietarias por parte de cada operador no es sostenible, apuntando al papel creciente que tendrán los operadores puros de redes e infraestructuras. La palabra clave es
compartición, no propiedad. Traducido a las infraestructuras supone reducir la asignación de inversiones en redes redundantes por parte de los operadores de acceso a la red, lo que permite concentrar los recursos disponibles en servicios y aplicaciones innovadoras basadas en la banda ancha, que impulsen un ecosistema digital competitivo para Europa.
Un respuesta adecuada sólo será posible si todos los actores –administraciones, operadores de acceso a la red y gestores de infraestructuras– trabajan coordinadamente. La densificación de redes condicionará los criterios de planificación y despliegue de las infraestructuras necesarias: localización en el espacio urbano y criterios de eficiencia en el despliegue.
Estos son algunos de los retos, también oportunidades, para la consolidación de un ecosistema digital para Europa, único, integrado y con una menor complejidad normativa que propicie la innovación y la competencia.
Modelo El presidente del GSMA ha subrayado que el modelo de implantación de redes privadas por parte de cada operador no es sostenible