La empatía de Microsoft
El líder de Microsoft cuenta su vida, el cambio de cultura de la empresa y los retos de la inteligencia artificial
La parálisis de su hijo le acercó al budismo, y hoy ve clave la empatía en el mundo de la IA
Cuando Satya Nadella (Hyderabad, 1967) se convirtió en el 2014 en el tercer consejero delegado de Microsoft tras Bill Gates y Steve Ballmer, había aparecido una viñeta satírica en la que el organigrama de la empresa creadora de Windows se caricaturizaba como un grupo de bandas rivales apuntándose unosaotros con una pistola. “La burocracia había desplazado a la innovación, y la política interna, al trabajo deequipo. Nos estábamos quedando atrás”, reconoce Nadella, que asegura en Pulsa actualizar –un libro en el que mezclasuvidaysutrabajoenMicrosoft con reflexiones sobre el futuro– que decidió que había que renovar la cultura de la empresa y “volver a lo que la hizo grande: su deseo de cambiar el mundo”. Que hoy equivale, como señala Gates en el prólogo, a la inteligencia artificial.
En Pulsa actualizar, nacido como las meditaciones de un líder en medio de una transformación, hay mucha inteligencia artificial. Ymuchas más cosas. Para empezar, cambio de cultura en una empresa en la que había que canalizar la energía, para lo que contrató a un psicólogo de la Superbowl que trabajó con la concentración mental de los directivos, que realizaron ejercicios que les unieron partiendo de sus raíces.
Nadella explica las suyas en India, donde su padre, alto funcionario, le colgó un póster de Marx en la habitación –“quiso que tuviera ambición intelectual”– ysumadre, uno de Lakshmi, diosa de la plenitud: quería que fuera feliz. Él se puso el de un elegante jugador de críquet, juegoqueleobsesiona. DeIndiasaltó a Milwaukee, que no localizaba en el mapa, y en 1992 entró en Microsoft. Enel 2008 se hizo cargo del buscador Bing, escala ideal para sus proyectos actuales en la nube y en IA. Pero Nadella cuenta más. El nacimiento de su primer hijo, con parálisis cerebral, le cambió. Lellevó a interesarse por Buda, “que quería comprenderporquésufrimos, yentendí que sólo experimentando los altibajos de la vida podemos desarrollar empatía”. Una empatía que hademoverMicrosoftyque, asegura, “será cada vez más valiosa en un mundo en el cual el torrente de la tecnología va a perturbar el statu quo como nunca antes”.
La combinación de computación en nube, sensores, big data, aprendizaje automático, inteligencia artifical, realidad mixta y robótica, reconoce, anuncia cambios socioeconómicos de ciencia ficción. El mundo, admite, puedeacabarcomo en Wall-E, con humanos tumbados y robots laboriosos, o funestamente, como dice Stephen Hawking. Lo que es seguro es que la IA nos aconsejará –los asistentes virtuales en el 2021darán16.000millonesdedólares–, pero “quizá estemos dando a luz a una nueva especie cuya inteligencia tal vez no tenga límites”.
Por eso debe haber, resalta, marcos éticos y empáticos en su desarrollo, diseñado para servir a la humanidad, transparente, eficaz sin destruir la dignidad y la diversidad de la gente. Una empatía, insiste, difícil de replicar en máquinas y crucial que los humanos cultiven –por ejemplo, dirigiéndola a todo integrante de la sociedad y trabajando endesarrollar sus habilidades– para aprovechar la nueva tecnología.