La Vanguardia - Dinero

Teoría y práctica de la nube híbrida “Salvo excepcione­s, las aplicacion­es que están en el núcleo del negocio al final se quedan en casa”

Según HPE, la realidad de la empresa desmiente la decadencia del centro de datos tradiciona­l

- Norberto Gallego ración. El

¿A quién no le ha llegado el runrún del imparable auge de la nube? Se había extendido la idea de que el cloud computing mataría al centro de datos convencion­al, de que para las empresas tendría sentido desmontar sus centros de datos y poner sus procesos (y sus datos) en manos de un proveedor de servicios y bajo fórmulas de pago por uso que aliviarían sus costes. ¿Es así? preguntó Dinero a Jorge Fernández, director de tecnología de Hewlett Packard Entrerpris­e (HPE) para el sur de Europa. Su respuesta, muy matizada, entraña una paradoja: es verdad que muchas cargas de trabajo informátic­as se han desplazado a la nube –entre un 10% y un 15% de media, según Fernández– pero también que crece el número de empresas que vuelven atrás. Este es el ingredient­e de la receta que prescribe mayoritari­amente la industria: cloud híbrida.

Para HPE, es una pieza central de su estrategia: no todo se irá a la nube ni es cierto el tópico según el cual las nuevas cargas de trabajo se irían a la nube dejando que sólo las clásicas continúen en el data center. Fernández comenta que ese discurso es ajeno a la realidad de las empresa. “No dudo de que el cloud seguirá ganando peso, pero esto no valida la noción inicial, bastante tosca [...] Hoy, las cargas nuevas se diseñan de tal forma que pueden ser puestas tanto en cloud como on-premise [así llama al data center] moverse con facilidad en ambos sentidos”.

El movimiento es pendular. Se suben cargas a la nube que, una vez consolidad­as, podrán bajarse sin sobresalto­s. “Las experienci­as con clientes indican que en el data center se puedecontr­olar mejorla ecuación económica [...] Salvo excepcione­s, en las que incluyo empresas muy digitales, las aplicacion­es que están enel núcleo del negocio al final se quedan en casa”.

Habría que preguntars­e, dice, si somos capaces de diseñar las aplicacion­es para que trabajen en ambos entornos. Si la respuesta es afirmativa, esta flexibilid­ad será un criterio de decisión decisivo. Desde la tecnología, “la densidad que han alcanzado los procesador­es y las memorias relativiza otros factores, como la huella física del data center, la energía o la refrige

hardware se amortiza más rápido y permite pasar al siguiente ciclo”. Desde los costes, “los fabricante­s hemos idea do fórmulas de pagopo ruso que ha nido diluyendo las ventajas que se han asociado con el modelo cloud”.

Otra clave en esta trayectori­a es el concepto multicloud. Persigue que sea posible mover cargas no sólo entre los dos modelos de computació­n sino también entre distintos proveedore­s de cloud.

Como casi todos en la industria tecnológic­a, H PE intentó en su día sumarse a la corriente y montar su propia infraestru­ctura cloud. Se arrepintió. “Por el camino nos dimos cuenta de lo duro que era luchar contra unos proveedore­s ya bien implantado­s: Amazon, Microsoft o Google son palabras mayores”. Al final, HPE ha escogido aliarse con Microsoft e incorporar en su oferta el software Azure Stack, que hace posible “poner una carga con la misma experien- cia de uso tanto en cloud como onpremise”.

¿Cómo están reaccionan­do los clientes? “Depende. Yo mismo he visto cómo alguna empresa joven y muy entusiasta con todo lo que sea innovar, acabó decidiendo que le convenía más montar su propio centro de datos, con nuevas arquitectu­ras y esa flexibilid­ad de que he hablado. En otros casos, de los que se esperaría más apego a lo convencion­al, te sorprenden explorando el modelo cloud, pero sin dar pasos en falso [...] Es una clara evidencia que la hibridez les gusta a unos y a otros”.

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