Trump aumenta la incertidumbre
La semana pasada los mercados financieros miraban hacia el otro lado del Atlántico. La primera reunión de la Reserva Federal bajo el mandato de Powell compartía protagonismo con un posible anuncio de la Administración de Donald Trump sobre su política comercial. Si bien el primero transmitió cierta tranquilidad a los mercados, la confirmación de un nuevo paso hacia políticas comerciales más proteccionistas del segundo desató ventas en las bolsas mundiales.
En su primera comparecencia, Powell nos ha confirmado que adoptará un discurso continuista, evitando sorpresas que pudieran tensionar las condiciones financieras. En concreto, se elevó en otros 25 puntos básicos el precio del dinero, situándolo entre 1,5%1,75%. Es la sexta subida desde la crisis financiera y confirma que la Fed mantiene su hoja de ruta: al menos otras dos subidas este año y tres incrementos más en 2019.
Además, la autoridad monetaria revisó al alza su previsión de crecimiento para la economía estadounidense, situando ahora el avance en +2,7% y para 2019 en +2,4%. En conjunto, el nuevo presidente de la Fed comunicó a los inversores que la subida de tipos continuará y que la economía estadounidense debería estar ya preparada para aguantar un incremento gradual del precio del dinero hasta niveles de entre el 2,75% - 3% a finales del 2019.
La tarea que afronta el nuevo líder de la Fed no es nada sencilla. Si bajo el mandato de Bernanke, la autoridad monetaria tuvo que lidiar con una de las mayores crisis financieras mundiales de la historia y adoptar políticas monetarias heterodoxas, su sucesora Yellen, se ocupó de dirigir el fin de estas medidas excepcionales y, es ahora el turno de Powell, quien deberá guiar la normalización de la política monetaria. Aunque este proceso traerá incertidumbre, el discurso presentado confirma que el actual presidente es consciente de los riesgos inherentes a una subida demasiado apresurada de los tipos, pero también a los riesgos de extender en demasía los elevados estímulos monetarios.
Ahora parece que es el presidente de EE.UU. quien puede desequilibrar los mercados financieros, más que las propias estrategias de salida de los bancos centrales. Tras haber aprobado su reforma fiscal, la agenda de Trump ha girado hacia las políticas comerciales. Los estímulos fiscales están acordados y serán un impulso al crecimiento económico, pero la introducción de aranceles pone en riesgo el crecimiento mundial y podría provocar una tendencia al alza gradual de la inflación, pero sin derivar en un problema para la propia Fed.
En el corto plazo los mercados seguirán presionados por el riesgo de una escalada de las tensiones comerciales. Sin embargo, y a falta de conocer los detalles de las políticas arancelarias, hay que señalar que las medidas anunciadas tienen un escaso impacto económico (menos de un 5% de las importaciones estadounidenses). Nuestro escenario central es que se evite una subida general de las tarifas y de otras medidas proteccionistas, ya que no beneficiarían a las principales economías. En este contexto, es importante no actuar precipitadamente ante temores de carácter más político, ya que los fundamentos económicos son alentadores y deberán continuar apoyando la mejora de los beneficios empresariales y con ello una recuperación de las bolsas.