Grecia sale de la crisis con heridas
Ocho años después del rescate, el país mejora la solvencia internacional, pero los ciudadanos aún sufren los efectos de la austeridad
El PIB crece, el país se financia en los mercados y no necesitará otro rescate financiero
Los sueldos han caído, el paro se ha disparado y la deuda pública se ha vuelto insostenible
Era un día de primavera. Hoy se cumplen justo ocho años. El 25 de marzo del 2010, ante la falsificación de los datos macro económicos, la Euro zona acuerda el mecanismo para proceder, si fuera necesario al rescate de Grecia. Poco después, el 23 de abril, el primer ministro Yorgos Papandreu, desde la isla de Kastellorizo, donde se rodó la película Mediterráneo, pide formalmente ayuda. Empieza una tragedia a la griega, con el objetivo de evitar un drama: el de la suspensión de pagos.
El país hoy está a punto de salir del túnel. La UE negocia a toda prisa los últimos flecos para que Grecia recupere su soberanía financiera y pueda empezar a caminar sola. Varios indicadores confirman que el país heleno se en- cuentra en un punto de inflexión.
El PIB este año crecerá un 2,5%, por encima de la media europea. El déficit, que llegó a superar el 15% de la riqueza del país, se mantendrá en positivo: un 0,5%. Grecia, tras recibir la friolera de 260.000 millones de euros, en la mayor operación de rescate financiero de la historia, ha vuelto a financiarse en los mercados.
Emitió en julio su primer bono después de tres años y consiguió una buena acogida, al punto que el país acaba de lanzar su primer bono anual desde el 2010. Todas las agencias de calificación han revisado en los últimos meses sus notas al alza. Para Moody’s, “el riesgo de otro impago o reestructuración de la deuda en mano de inversores privados ha disminuido de manera material”.
Apenas quedan medidas de control de capital: la pesadilla del corralito ya es historia. Ya no se habla de Grexit o de salida de la zona euro. La prima de riesgo, que llegó a dispararse hasta los 3.300 puntos básicos, ahora está unazonacómoda de 370 puntos. Para Yannis Stournaras, gobernador del Banco deGrecia, “después deunlargo período de ajuste el retorno a la normalidad puede ser el punto de partida para un crecimiento fuerte y sostenido”
Pero el paisaje después de la batalla ha dejado auténticos estragos. Las pensiones han sufrido doce recortes desde el 2012. El PIBestá todavía un 25% por debajo de lo que tenía antes del comienzo de la crisis. Los préstamos morosos suponen casi la mitad del total (en la UE son el 4,4%). La deuda pública, la más alta de Europa, es del 178% de la riqueza: cada griego tiene una carga a sus espaldas de 30.000 euros. Pese a los progresos, para el Estado, financiarse sigue siendo complicado: los bonos a diez años todavía deben ofrecer una rentabilidad del 4%, el doble que Portugal o Italia. Pero para las empresas, también el panorama es complicado porque no tienen acceso al créditos. Las inversiones privadas, que en el 2008 eran un quinto de la economía, ahora son el 8%.
A nivel social, el efecto ha sido devastador. La tasa de paro ha subido 16 puntos desde el 2008 y supera el 20%. El poder adquisitivo de los griegos, que era el 93% del promedio europeo, en la actualidad se ha desplomado al 68%. Los salarios han caído durante esta década más del 30% de promedio. El porcentaje de griegos que vive en la pobreza se haduplicado: hoyson el 22%. Con estos números, no es de extrañar que la Grecia del 2018 tiene menos población que la que se contabilizaba antes del ajuste. Medio millón de jóvenes han abandonado el país, como Ulises, en busca de fortuna.