La alta costura de los viajes
El turismo de alta gama, basado en un servicio exclusivo y a medida, vive un buen momento, al crecer al 18%
La red Traveller Made, con 310 agencias y 2.000 diseñadores de viajes de lujo, factura 2.000 millones al año
Cerca de la desembocadura del Sena y al noroeste de París, Deauville y Trouville son dos pequeñas poblaciones del departamento de Calvados, en la región de Normandía. Las visitas continuas a la zona por parte de Napoleón III Bonaparte, presidente de la República y posterior emperador de los france- ses hasta 1873, hizo que ambos pueblos se convirtiesen en un lugar de moda y descanso para la corte imperial y la burguesía parisina. Hoy podría considerarse a esos primeros veraneantes como los antepasados del turismo de lujo, un sector que en la actualidad vive tiempos de esplendor.
Ha sido precisamente entre esos dos lugares donde se celebró hace unas semanas el congreso de Traveller Made, un grupo fundado por Quentin Desurmont que tiene co- mosoci osa 310 agencias y 2.000 diseñador es de viajes distribuidos en 60 países. Estos constituyen la red más grande e influyente de agencias de viajes dedicadas al segmento del lujo y que facturan anualmente entre uno y 35 millones de euros anuales, siendo la media de siete millones, lo que implica unas ventas totales que superan los 2.000 millones de euros.
“Me gusta definir a nuestro sector como la alta costura de los viajes, lo que vendría a ser una ‘haute villégiature’, pues para nuestro tipo de clientes no es tanto dónde viajas, sino cómo viajas”, indica Desurmont a La Vanguardia. “Hablamos de valor, la excelencia del servicio y de la exclusividad de la oferta”, aclara. Un criterio similar al que tiene Andrea Filippi, vicepresidente comercial mundial de Belmond, una de las firmas con más caché del sector, cuyos 32 hoteles, siete trenes, barcos fluviales y safaris están entre los más afamados. “Somos una de las compañías más valoradas del sector y satisfacemos la demanda de los clientes más exigentes” indica Filippi. Para poner en contexto económico sus palabras, una noche en una Grand Suite de su legendario Orient Ex- press, viajando desde Venecia a París puede rondarlos 6.800 euros.
“Los viajes que nosotros preparamos no existen cuando nuestros clientes nos los piden”, indica Gonzalo Gimeno, creador de Elefant Travel, que diseña viajes a la medida de sus clientes al estilo de los antiguos sastres: yendo al domicilio de los futuros viajeros para cono- cer que es lo que necesitan y tejer un producto exclusivo... y eso también tiene un precio que puede rondar una inversión desde 1.000 euros por persona y día. “Nunca ofrecemos nada que no hayamos probado antes”, afirma Gimeno con una media sonrisa; entre él y su equipo llevan recorridos más de 80 países desde el 2004 conociendo y probando lo más singular para sus clientes.
Elefant Travel se centra el la clientela madrileña, mientras que en Barcelona, la alta gama está cubierta por especialistas como Atlàntida, Bru&BruoBontur. Esta última es la agencia de Rafael GarcíaPlanas Marcet, muy discreto en revelar quiénes son sus clientes o cuánto factura, prudencia heredada de su familia, aunque sí reconoce que cada vez más personas quieren disfrutar de un viaje bien diseñado y hay un sector de la población que no pone reparos a los precios, pues quieren disfrutar del contado tiempo libre de la mejor manera. “Esa es nuestra misión y para bien o para mal en este sector estamos disponibles las 24 horas para nuestros clientes”, confiesa.
La Organización Mundial del Turismo, cifró el crecimiento de todo el sector en un 7% en el 2017, aunque el segmento de la alta gama viajera aumentó creció el triple, hasta un 18,1%, una cifra quedemuestra la buena salud del viaje como experiencia de los bolsillos más desahogados, que tienden a preferir más la experiencia y el recuerdo sobre el producto de lujo en sí... o porque ya lo tienen.