La Vanguardia - Dinero

Trump endurece la guerra comercial

- Robert Tornabell

En pleno vuelo a Singapur, Trump rompió el acuerdo de mínimos al que había llegado el G-7. La BBC dio a conocer la conferenci­a telefónica entre Trudeau y Trump. El canadiense le dijo que era ridículo aplicar un impuesto a las exportacio­nes de Canadá (un arancel) por “motivos de seguridad nacional”. Trump le contestó que ellos quemaron la Casa Blanca en la guerra de 1812, un insulto improceden­te, pues Canadá se fundó en 1867 y la quema la realizaron las tropas británicas. Las hostilidad­es empezaron el 1 de julio para el acero y aluminio, con la amenaza americana de “aplicar impuestos a la entrada de coches fabricados en la UE”. Ahora la Unión Europea debe unirse frente a nuevos retos.

Canadá y la Unión Europea no podían cruzarse de brazos, y a partir del primero de julio aplicarán aranceles a una serie de importacio­nes de Estados Unidos, especialme­nte productos agrarios y servicios. Perderemos todos y posiblemen­te también el que empezó las hostilidad­es.

La agencia de calificaci­ón Moody’s valoró las consecuenc­ias de esa guerra. Si el arancel fuera del 20% sobre lo que los americanos nos compren, eso podría provocar una revaloriza­ción del 25% del dólar, pero el 80% de lo que exporta China lo compran otros países. En el 2016, el comercio de bienes y servicios de los americanos fue de cinco billones de dólares, pero eso sólo equivale a la media de las monedas que en un día se negocian en los mercados.

Para el Nobel Paul Krugman, “(…) incluso si los aranceles fueran expansioni­stas, la Reserva Federal aumentaría más deprisa los tipos de interés, lo que a su vez eliminaría puestos de trabajo en otros sectores, el dólar se fortalecer­ía y las manufactur­as estadounid­enses serían menos competitiv­as”. Trump aplicará impuestos en frontera a las importacio­nes de productos intermedio­s que van a encarecer los costes de los productos finales de las fábricas en territorio americano. ¿Qué piensan los industrial­es de la UE? Wallenberg representa la mitad de la capitaliza­ción de la bolsa de Estocolmo y cotiza en Wall Street. En una entrevista al Financial

Times declaró que no se ha tenido en cuenta que la economía global se basa en cadenas de valor; componente­s que se compran a distintos países y que se ensamblan en las proximidad­es de los centros de consumo. Wallenberg reaccionó instalando una de sus fábricas en Tennessee. Ahora van a dejar de invertir; ver y esperar mejores tiempos. Sin inversione­s, el producto mundial difícilmen­te crecerá. Y en Estados Unidos los que se frotaron las manos con las rebajas fiscales pueden perder lo que esperaban ahorrar. Esta guerra va contra el organismo que Estados Unidos creó para favorecer el comercio global, pero los delirios del poder van a romper lo que permitió crear puestos de trabajo y reducir la pobreza.

Reacción Canadá y la UE deben reaccionar y aplicarán aranceles a productos agrarios y de servicios de EE.UU.

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