Evolución fiel a la tradición
El nuevo Subaru Impreza conserva sus señas de identidad, pero ahora es menos especializado y exigente
Subaru había basado parte de su comunicación comercial en el concepto de la especialización, posicionándose como una marca para entendidos. Sus clientes eran entusiastas y aficionados al motor, apasionados de la mecánica y usuarios avanzados que valoraban la particular ingeniería de los vehículos de la firma japonesa, entre cuyas señas de identidad figuran dos elementos que todavía hoy están presentes: la tradicional y eficaz tracción integral permanente simétrica (Symmetrical All-Wheel Drive) y los motores Boxer de cilindros horizontalmente opuestos.
Con una marcada personalidad deportiva y un tacto general duro, tenían un cierto punto excluyente por sus peculiaridades que limitaban las posibilidades de ex- pansión de una gama hasta hace poco escasa y orientada hace un perfil muy concreto. Desde hace ya un tiempo, la marca japonesa ha optado con buen criterio por ampliar sus horizontes lanzando nuevos modelos más polivalentes y versátiles, como el XV, adaptados a las exigencias del mercado actual, eso sí, manteniendo vivas sus raíces y respetando una singularidad que aporta distinción y carisma.
La nueva generación del Impreza refleja de forma muy clara esa evolución hacia un producto más accesible y más comercial, para todo tipo de clientes, eso sí, que siguen valorando el dinamismo y la experiencia de conducción pero también otorgan importancia a factores como el confort, la tecnología, la seguridad de poder continuar su viaje sin importar las condiciones atmosféricas. Esta quinta generación, con carrocería de 5 puertas, cuenta con unas dimensiones mayores: mide 4,46 m de largo, 1,77 de ancho y 1,48 de alto, la distancia entre ejes también crece hasta los 2,67 m y su maletero alcanza los 385 litros, con lo cual amplía sus posibilidades de uso y su versatilidad. En el interior, se aprecia asimismo una mejora signi- ficativa en la calidad de los acabados, la presentación y los materiales seleccionados, así como en las tecnologías de conectividad disponibles.
Cómoda combinación
El motor es un gasolina 1.6 Boxer de 114 CV asociado a un cambio automático Lineartronic y a la mencionada tracción total simétrica. Tiene un funcionamiento bastante suave y refinado gestionado por esta transmisión de tipo variador continuo CVT, que aunque optimizada para ofrecer mejores aceleraciones y recuperaciones así como unos consumos más ajustados (supera la normativa Euro 6C y certifica una media oficial de 6,4 litros/100 km) no brilla especialmente en sus registros y prestaciones.
Esta combinación motor-cambio parece estar algo por debajo del potencial dinámico del coche. Es resolutiva y cumplidora para un uso diario sin exigencias, pero de un Subaru se espera un poco más en cuanto a respuesta y rendimiento, más aún considerando las enormes posibilidades que ofrece su tracción AWD permanente. Se echan en falta las levas en el volante para una mayor rapidez y agilidad de accionamiento del cambio, que tampoco responde con la inmediatez que sería deseable.
Quizás el cambio de filosofía del modelo es demasiado acusado para quienes todavía tienen en su mente el recuerdo de las primeras generaciones del Impreza, verdaderos deportivos para conductores aguerridos. Pero claro, los tiempos cambian y hay que adaptarse al mercado...