Fiscalidad inteligente
Uno de los temas recurrentes más abordados desde esta columna es el que concierne a la perniciosa antigüedad del parque automovilístico nacional, que actualmente supera los doce años de promedio. Pero lo peor del caso es que parece que esta catastrófica tendencia no tiene pinta de mejorar, al menos a corto plazo.
No nos cansaremos de afirmar que la mejor manera de luchar contra las emisiones contaminantes y los accidentes de tráfico es rebajar la edad media de los coches.
Recientemente se ha presentado en Barcelona la décima edición del Observatorio del Vehículo de Empresa, un interesante estudio anual que ejerce a modo de fotografía magistral sobre el panorama de la automoción en nuestro país. Y aunque a muchas personas les siga pareciendo que el universo de los coches de ren
ting no vaya con ellos, vale la pena analizar al detalle las positivas cifras de evolución del sector para abrir la mente a una realidad que gana adeptos aceleradamente.
Resulta evidente que para obtener los beneficios anunciados por el renting es necesario disfrutar de los vehículos a través de una empresa, puesto que sus fortalezas se diluyen cuando la operación se pone en manos de un particular. Pero sería interesante ver lo que sucedería si las ventajas fiscales se mantuvieran en cualquier tipo de contrato. Teniendo en cuenta que la edad media de los coches acogidos a este sistema es de 2,9 años, no hay duda de que se conseguiría un efecto inmediato de rejuvenecimiento.