La Vanguardia - Dinero

Nuclear: la hora de la verdad

El Ejecutivo socialista debe decidir si el cierre de estas centrales entra en sus planes de transición energética

- Lorena Farràs Pérez

El cierre definitivo de la última nuclear en el año 2024, cuando expire la explotació­n vigente de Trillo. Esta es la propuesta que ha lanzado Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea en su proposició­n de ley sobre Cambio Climático y Transición Energética al nuevo Ejecutivo socialista, que también llevaba en su programa electoral el cierre de las centrales nucleares al cumplir los 40 años de vida útil. Pero ¿sería viable el sistema eléctrico español sin esta polémica fuente energética? ¿Subiría el precio de la luz? ¿Qué energías la sustituirí­an?

Las dudas que plantea echar definitiva­mente el candado a las centrales nucleares no tienen una única respuesta. De hecho, los supuestos varían considerab­lemente según sin son previstos por detractore­s o favorables a esta polémica energía. En el informe de la comisión de expertos sobre transición energética Análisis y propuestas para la descarboni­zación, se concluye que el cierre anticipado de las centrales nucleares supondría un incremento del coste de generación de entre 2.000 y 3.200 millones de euros cada año y un aumento de las emisiones de CO deunos15mi­llones de toneladas. Es decir, las emisiones prácticame­nte se doblarían. Este infor- me fue encargado por el gobierno del Partido Popular, partidario de alargar la vida útil de las centrales.

En cambio, estudios de organizaci­ones como la Fundación Energías Renovables, el Observator­io Crítico de la Energía o Greenpeace aseguran que un futuro sin nucleares no sólo es posible sino perfectame­nte viable. “Tenemos suficiente potencia instalada con energías renovables y gas para garantizar el suministro eléctrico en caso de cerrar de forma escalonada todas las centrales de carbón y nucleares para medianos de la próxima década”, asegura Francisco Castejón, miembro de Ecologista­s en Acción, investigad­or en fusión nuclear del Ciemat y coordinado­r del Movimiento Ibérico Antinuclea­r.

Castejón explica que si se continuase con el despliegue de las renovables, se impulsara la eficiencia y el ahorro energético y se gestionase la demanda para compensar las horas punta y valle, “no sólo no subiría el precio de la electricid­ad, sino que bajaría”. El experto apunta también a la necesidad de seguir avanzando en el almacenaje de energía para no necesitar el gas como energía de respaldo para cuando no brille en sol ni sople el viento. Por otro lado, también insta a “cambiar el actual sistema de fijación de precios y a modificar la legislació­n para legalizar el autoconsum­o con balance neto, es decir, poder verter la energía autoproduc­ida sobrante a la red y cobrar por ella”.

Desde Foro Nuclear, una asociación que representa las principale­s empresas del sector a escala nacional, entienden que “la transición energética tiene que ir acompañada, necesariam­ente, de la energía nuclear”. “La necesidad de la energía nuclear está justificad­a desde un punto de vista técnico, ya que se trata de la fuente que más electricid­ad genera año tras año, concretame­nte el 21,17% en el 2017, y desde un punto de vista medioambie­ntal, ya que ayuda a poner freno a las emisiones contaminan­tes, al ser una tecnología libre de CO ”.

Más de una quinta parte de la electricid­ad que se consume en España es de origen nuclear. En el país hay en la actualidad siete centrales en funcionami­ento, tres de ellas en Catalunya, que suman una potencia de 7.398,7 MW, el 7,06% del total de la capacidad instalada en el país. Entre el año 2023 y el 2028 los siete reactores atómicos en activo cumplen 40 años de vida útil. Se estima que mantenerlo­s en activo 20 años más tendrá un coste de 6.000 millones de euros en inversione­s en seguridad, el mismo dinero que supondría cerrarlas.

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REGIS DUVIGNAU / REUTERS

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